miércoles, 26 de junio de 2013

TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN #01. INDULTO A FUJIMORI NO VA.





 
 
 
En la política, como en el amor, todo puede pasar.

Una de las cosas más bellas de este mundo, es la Política. Desafortunadamente quienes la ejercen de manera “oficial” suelen ser casi siempre, no todos, obvio, unas viles mierdas. Y es que es curioso como el país, y el pueblo, es sometido constantemente a cortinas de humo por parte de quien o quienes guían nuestro futuro. Es curioso ver que cuando el Gobierno mete la pata, alguien, en la otra esquina, están matando, violando, secuestrando  o causando terror a la sociedad, ¿casualidad?

Cuando el Gobierno toma malas decisiones, dependiendo de su necesidad, el dólar sube o baja, la Bolsa de Valores crece o se tumba. Cada vez que pasa algo, bueno o malo y muy malo, el Gobierno está al acecho, cual perra en celo.

Bueno pues, juguemos a ser Gobierno.


¾ Jefe ¾cascarea la garganta¾, ¿de todas maneras rechazará el pedido del chino? Mire que en las encuestas, el 65 % está a favor¾ precisa el subordinado a sabiendas la respuesta.

¾ Ja, ja, ja, ja…las encuestas daban como ganador al Mudo en segunda vuelta y mira.¾ Presume el Jefe con aires de superioridad, mira la hora en el reloj que prende arriba de la puerta de entrada y salida, y sigue:¾ Y Obvio pues. Nicagando dejo que salga. Será para que se hagan marchas por todo Lima si es que le digo que sí. ¾ Responde seguro de sí el Mandatario, quien se encontraba algo nervioso y caminaba en círculos.

¾ Pero…entonces por qué les dijo que si querían el Indulto, lo solicitarán. Como es de ley.

¾ Para que me dejen de reventar las pelotas. Además, cuándo chucha es obligación mía darles el sí apenas presenten el Indulto Humanitario. ¾ Refunfuña el Jefe rascándose la cabeza. Saca de su bolsillo derecho un Smartphone, ve que no tiene mensajes,  y agrega: ¾ En mi gobierno nadie tiene la alfombra roja. Bueno, salvo quesito y otros tanto. Pero quesito está que la caga mal. Hablé con él, y le dije que lo blindaré hasta donde pueda sin levantar mucho polvo ni ensuciarme.

¾  Toda la bancada se le vendrá encima…

¾ ¡Qué chucha! Y tampoco que se hagan los cojudos. Ellos sabían muy bien que su padre no está para el Indulto Humanitario. Y menos si el muy cabrón no pide perdón a la Nación. Se hacen los cojudos nomás. Lo único que pretenden es dejarme mal ante el pueblo.

¾ Pero… y si el Informe Médico es positivo, todo el mun…

            ¾ ¡Me lo paso por los huevos! ¾ Gruñe el Jefe con el rostro desprovisto de sentimientos.

 

Se hizo silencio.

 

El Jefe y el subordinado se encuentran en la oficina principal de Palacio de Gobierno. La Casa de Pizarro, ubicado en la Plaza Mayor del centro histórico de Lima, a orillas del río Rímac, ha albergado a más de 70 Presidentes, uno peor que otro, ha sido testigo silencioso de las más crueles y aberrantes decisiones políticas disfrazadas de una falsa democracia para buscar la “igualdad y la paz social” y el “Estado de derecho”, y esta vez, por supuesto, no sería la excepción. 

El buró presidencial está adornado con una foto familiar de mediano tamaño ubicado a la izquierda de su silla. A la derecha hay una computadora LMAC touch cuyo protector de pantalla invita a ver la foto de la Primera Dama y del Mandatario, ambos vestidos de gala, alzando sus copas con champagne deseando un feliz año 2013 al fotógrafo en turno. Seguido de la pc se haya un café humeante a media terminar. Al centro, varios periódicos, según parece, los de mayor tiraje a nivel nacional, se hayan dispersos, muchos de ellos se encuentran resaltados de color naranja y verde.

El mandatario echa un vistazo por la ventana. Todo igual. Los guardias de Palacio celan con feroz rigor su puesto de turno. El centro histórico se encuentra invadido por una larga lengua de color rojo, la alfombra. Más allá, tras las rejas, lo mismo de siempre: Gringos deambular por la plaza; los lugareños, fieles a su espíritu roñoso, esperan con ardor que unos cuantos extranjeros les pregunten por hierba, pasta, putas, putos, niños, niñas, Sodoma, Gomorra, alcohol y diversión. El Presidente voltea rápidamente hacia el subordinado, da tres pasos agigantados, traga saliva, y cuando está apunto de hablar, es interrumpido por una salsa que, en sus años de cadete, lo hacían ser el Travolta del regimiento.

«♪Son tus perjumenes mujer, los que me sulibeyan, los que me sulibeyan, son tus perjumenes mujer…».  Sonaba el ringtone del Mandatario.

¾ Aló…Omar ¿cómo estás? Yo bien hermano. Esperando a Fi… este… a ok. Ya hablaste con… ¿Cómo se llama? Si si si ¿qué te dijo? ¡Puta madre! ¡Carajo! ¿Así va ser la cosa? Ok, entiendo Omar, no te preocupes…ya mira: Yo ya me las olía con esa cuestión, y pa´pendejos, ¡Pendejo y Medio pues!, así que me adelanté y tengo una idea… Comunicante con la carceleta del penal donde están los patitas estos que mataron al periodista este…uhmmm, al fotógrafo pues, es… un toque. ¾El Jefe tapa el celular con una mano y se dirige al subordinado, y pregunta con voz delgada:¾ ¿Cómo se llama al fotógrafo que asesinaron el Pueblo Libre?  ¿Chun, Chow, Chen?  

¾ ¿Por qué?

El Jefe manda una mirada fiera a su subordinado. No le gusta que lo cuestionen y menos que le demoren la respuesta. «¿Sabes o no cómo se llama el fotógrafo?», inquiere nuevamente con tono airado.

             ¾ Luis Choy ¾ asegura el interrogado con voz queda.

¾ ¡Ya¡ La cosa está así, Omar. Nos van a cagar a palos con el tema del chino. El huevas no tiene cáncer terminal. El huevas vive como rey: tiene televisor, baño privado, sala de estar y lo visitan a cualquier hora del día sin límite alguno. Ya pues, no sean conchudos. Encima dicen que tiene depresión. Puta que si hay que ser conchudos ¾repite con sorna el Jefe¾, pero bueno. Eso por un lado… La otra huevada es lo de quesito. Debemos aprove…

¾Jefe. Ya llegó el invitado ¾interrumpe bruscamente el subordinado.

¾ Que espere. No, mejor no. Que pase, que pase…

¾ Ya.

¾ ¿En qué estaba? Oh sí. Hay que aprovechar el tema de quesito. De todas formas le van a dar con palo ahora por el tema de la oficina que su suegra compró. No es más huevón porque no es más cholo, ja, ja,ja. Por querer dejar fuera a su hija Zaraí la está embarrando feo conchasumadre. Pero bueno. Encárgate de ese tema, coordina con Álvaro y con Jaime…¿Bayly? No no no. Ese maricón no. Jaime, hombre, el del cinco. Mira, acaba de llegar F…. Ajá, ajá…precisamente voy a coordinar con él para soltar la noticia… No, no sé aún. Creo que el día que juega la selección. Por cierto, ¿bajas conmigo? Ya bacán. Me confirmas. Bueno, te digo. Llama a la carceleta. Arregla todo para la fuga de los patitas. Luego los chapamos, y armamos una peliculón. Yo hablaré con Cortijo sobre la fuga y su captura. Con eso, más el tema de quesito, distraeremos la atención. Además con lo que me acabas de confirmar…mejor lo hacemos en one.   

Llaman a la puerta con tres ligeros golpes, la chapa gira y aparece un hombre alto, delgado, de nariz ganchuda, de inteligencia despierta y con ojos vivarachos y el pelo enredado, y en el frente un mechón de cabello cenizo le dice que joven no es del todo. Figallo viste zapatos de gamuza color marrón, un pantalón beige claro sin pliegues, una camisa blanca con franjas amarillas, y un blazer también marrón impregnado a tabaco mezclado con una loción barata aftershave. Un enorme reloj suizo adorna su muñeca derecha. Bajo su brazo izquierdo tiene un paquete enorme de documentos marcialmente alineados. Saluda al Mandatario de lejos. El Jefe lo invita a sentarse en el sillón rodillo color negro modelo mayca. Le hace seña de que espere un momento. Este asiente sin emitir ruido, se acomoda en el sillón, cruza las piernas, y de reojo mira su ostentoso reloj. Sí, ha llegado puntual.

El subordinado ligeramente emocionado, con pasos delicados se le acerca al recién llegado y le ofrece una taza de café. Pero Figallo está entretenido en el voluminoso expediente, no emula palabra alguna, no levanta la mirada, ni rinde siquiera una gélida mueca de cortesía. Ante la invitación de café, responde: «No gracias. Así estoy bien», y pasa a examinarse las uñas con atinada rigurosidad. Sí, están limpias, también.

El subordinado asiente con la cabeza y se va hacia donde está su portátil. En su rostro se dibuja el desagrado y la decepción de no haber sido reconocido por quien fue su profesor de Derecho Constitucional y Derecho Procesal Constitucional en la Pontificia Universidad Católica del Perú. «Que le den por culo, cabrón malcriado hijoeputa», musita el despreciado subordinado. Mientras tanto el Jefe sigue dando vueltas con celular en mano. Hace gestos con la mano que tiene libre. Mantiene con efervescencia el monólogo planteado desde que cogió el celular. Observa que Figallo se encuentra cómodo en el sillón y que su pinche está en la otra esquina de la oficina principal con cara de mierda.    

¾ Ya. Perfecto. Así queda entonces Omar. Espero tu llamada a penas coordines con los periodistas, ok. Listo, yo hago presente los saludos. Hasta pronto.

El Jefe deja el Smartphone sobre el buró presidencial y se dirige directamente hacia el recién llegado. Figallo de inmediato se pone de pie, y vacila, no sabe si estirar la mano o saludar como lo hacen los militares. El Mandatario le alivia el dilema estirándole la mano, y dándole un fuerte apretón, espeta:

 ¾ ¡Qué puntal! Así me gusta. ¿Y cómo estás?

¾ Muy bien Señor Presidente. Muy bien.

¾ Y bueno. Dime, ¿lo tienes?

¾ Sí. Es todo esto ¾dice Figallo al tiempo que le muestra el paquete enorme lleno de documentos que empollaba bajo su brazo. Es la decisión del Consejo de Gracias Presidenciales.

¾ ¡A la mierda!…pero si es un huevo de papales ¾dice el Jefe con gesto asquiento.

¾ Es mucho. Se trató de hacerlo más delgado, pero no se pudo. Más de la mitad pertenece a la solicitud con sus respectivos anexos.

¾ Bueno. Aunque quisiera, no tengo el tiempo para leerlo.

¾ Comprendo. Seguramente una agenda tan apretada como la suya no le permite entrar en detalles como usted gustase ¾ inquiere Figallo con voz exultante

El Jefe, restándole importancia al comentario adulón de recién llegado, no pierde más tiempo en banalidades y va de frente al grano.

¾ Así van las cosas. Pon atención. Acabo de hablar con Omar. Ya sabe que no va el Indulto. Será un baldazo de agua helada para muchos. O quizá no. Habrá que estar preparado para todo. También hablé en la mañana con Alfredo Torres, de Ipsos Apoyo. Le dije la decisión. Ha calculado que mi nivel de aprobación caerá de manera inevitable. Por más que quiere variar los números, el porcentaje de mi caída es alto. Pero bueno, habrá que distraer el tema con otras cosas. Acá es lo que se viene.

¾ Escucho.

¾ Ok. Estamos lunes, el miércoles dices que recién te ha llegado el Informe Médico y que tú y yo hemos tenido ya varias reuniones al respecto. Y que hemos llegado a la misma conclusión que el Informe Médico, que el Indulto no va. Eso sí, hay que dejar en claro que nos estamos apoyando en el Informe Médico. No debe quedar duda alguna al respecto. Así, si se muere el chino cabrón, o tiene una recaída grave, o cualquier otra cosa, quienes pagan pato serán los de la Junta Médica y al Comisión de Gracias Presidenciales. 

¾ Entiendo ¾ dice¾, pero no sería mejor que usted sea quien de la noticia…

¾ Lo haré, sí. Pero primero vas tú para ir moldeando la idea. Cosa que cuando yo de la conferencia de prensa todos sabrán ya del resultado y no será tan fuerte la noticia ¾ Dice el Jefe sin miramientos. Pero lo que en verdad no dice es que lo hace así para que la imagen del Mandatario no se vea directamente afectada. No dice tampoco que la idea de que él (Figallo) sea el primero en dar la noticia había sido su esposa Nadine. «Así todos se irán directamente contra Figallo y no contra ti», le aseguró la primera Dama al Jefe.

¾ Y luego…

¾ Bueno. No todo es glorioso. Hay que manejar bien los temas. El martes 18 de junio emitirán una Medica Cautelar en contra del Sorteo de la Ley del Servicio Militar Obligatorio. Por ahí me va a cagar la Defensoría. Me lo acaba de confirmar Omar. Habrá que hacer algo al respecto. Así serán las jugadas a partir del viernes siete de junio: A las 11am haces una conferencia de prensa. Hablas sobre el estado de salud del chino, sobre los detalles de su enfermedad, resaltas el tema que la misma Junta Médica dice: que no tiene cáncer terminal y no sé qué…y que tiene una prisión de lujo y no sé qué... Obvio, no con esas palabras. Pero hacemos referencia al tema. A la una de la tarde, desde acá, hago mi conferencia de prensa y listo. Ya tengo a tres periodistas con preguntas fijas y respuestas ya fijas también. Nos ayudaría como cancha que gané la selección, eso sería fantástico. Sería lo “ya no ya” que ellos, Cuatro Fantásticos, se dejen de huevadas y ganen, carajo. Con la victoria, la gente le restará algo de importancia a lo del indulto. ¿Me sigues?  

¾ Le sigo.

¿Me seguirá en verdad?, se pregunta para sí el Mandatario. 

¾ Luego se vendrá un cargamontón contra todos. Bueno, ahí, cuando todo este apique. Saldrá lo de quesito y su suegra y Costa Rica. Le metemos con todo al cholo. Obviamente habrá que volverlo a blindar. ¡Caballero nomás! Pero no debemos dejar pasar por alto ésta oportunidad de jalar agua pa´nuestro molino. Omar estará coordinando con Jaime, el gordo del cinco, y con Álvaro, del nueve, para meterle duro al tema.

            ¾ Y lo del Servicio Militar…

¾ Ese es el otro punto. El 18 de junio nos cagan por ahí. Ya está en agenda. Pero, pero…¾ se detiene por un momento. Se acerca a la portátil del subordinado, verifica unos apuntes, y continúa:¾ el jueves trece se darán a la fuga los asesinos de Choy, de Luis Choy. Por ahí también le damos con todo. Ya se están haciendo las coordinaciones al respecto. Habrá que cortar cabezas, sí. Pagarán los platos unos cuantos oficiales a quienes culparemos por estar implicados en la fuga. Ya luego vemos la forma de indemnizarlos por ser fieles a la patria. ¾ El Jefe se da una pausa de cinco segundos y precisa:¾ Entonces tenemos que el trece se fugan, el catorce es noticia nacional, el quince comenzamos a cortar cabezas, el dieciséis interpelarán a Pedraza por la fuga de los patitas estos. El dieciocho se arma el mega operativo para capturar a los prófugos. Correrá más bala que la película Cobra. ¿La has visto?

¾ ¿Con Silvester?

¾ El mismo…

¾ Sí la vi. Y luego…

¾ Como el mismo dieciocho sale la…¾ de pronto el Mandatario es interrumpido por una melodiosa y fuerte voz proveniente de un celular, el ringtone no le es familiar, no es suyo. Ambos charlantes se miran fijamente. Figallo se inmuta, piensa que es imposible que sea su celular, pues lo apagó antes de entrar a la reunión con su Jefe. De pronto, como si estuviesen interconectados entre sí, ambos voltean hacia el escritorio del subordinado, sobre su buró se halla el celular del cual José José les canta Anda y ve.

«♪Pero lo dudo, conmigo te mecías en el aire volabas en caballo blanco el mundo y aquellas cosas no podrán volver. Y es que lo dudo porque hasta…♪» 

La canción fue cancelada rápidamente por el subordinado que, avergonzado y nervioso, atinó a contestar el celular sin advertir que lo que debió hacer es apagar de inmediato su aparato parlanchín.

 El Jefe y Figallo se vuelen y se fijan nuevamente la mirada. Y con un gesto inquieto, el Presidente retoma la conversación

¾Te decía, antes de ser interrumpido¾ dice alzando la voz¾, que el mismo dieciocho sale una Medida Cautelar contra el sorteo militar, trataremos de opacarla con el tema del operativo y la captura de los asesinos de Chun, digo Choy…

¾ Disculpe, pero no será un tanto arriesgado el tema de la fuga y captura. Podría haber heridos; peor aún, muertos ¾ repone Figallo con los ojos redondos como plato.

¾ Si hay sangre, mejor. La sangre es más llamativa. Vende más.

¾ Pero...

¾ ¿Pero qué?

¾ Pero… eso logrará distraer el tema del indulto por un rato. No se dejarán vencer tan fácil la bancada del chino. Usted mejor que nadie lo sabe.

¾ Sí. Tienes razón. Son más jodidos que una infección urinaria esos conchasumadre. Pero ya también estoy coordinando con una flaquita. Quizá no la conozcas, su nombre es Ana María Cárdenas; visitará al chino, y tratará de meter un celular a la cárcel. La procesarán y todo el tema. Ahí de nuevo afilaremos con que el chino tiene privilegios y demás.

¾ Por lo visto, Señor Presidente, tiene todo pensado.

¾ Todo, Figallo. Todo.

¾ Bueno Señor. Entonces así será. ¿Le dejo el expediente del Indulto?

¾ Uhmmm. Ya. Déjalo. Pasa por el hoy a las 5pm.

¾ Perfecto. Hasta pronto Señor ¾Se despide Figallo con un fuerte apretón de manos. Lanza un gesto distante contra el subordinado, y desaparece del Despacho.

El subordinado se acerca sigilosamente al Mandataria, desea indicarle que no confía mucho en la inteligencia ni en la prudencia de Figallo¾ ser rechazo e ignorado por una taza de café golpeó profundamente el ego del subordinado; hecho que no olvidará por el resto de su vida¾, se clava frente a su Presidente, y antes de emitir palabra, es interrumpido, nuevamente, por la melodía sensual que hiciera famoso a Carlos Mejía Godoy en España, en 1977.  

«♪Son tus perjumenes mujer, los que me sulibeyan, los que me sulibeyan, son tus perjumenes mujer…». 

¾ Aló…¡Hola comparito!, ¡¿cómo estás carambas?! Bien bien. Oyess, acabo de tener una reunión con Figallo.¾ Le ilustra el Jefe a Adrián Villafuerte, hombre de confianza del Gobierno, una persona baja de estatura, carente de atractivo visual pero de voluntad muy enérgica. Villafuerte, por obvias razones, no ejecutaba directamente los planes del Gobierno. Para esos temas tiene bajo su mando un sequito especializado, como lo es César Antonio Jimanez Silveira, un Ejecutor Coactivo de bajo perfil de una Municipalidad del sur de Lima; dentro del grupo es conocido como La Puerca, ya que realiza los trabajos sucios del Gobierno sin siquiera chistar o cuestionar la orden por muy carente de principios que esta tuviera. La Puerca, a su vez, cuenta con el apoyo rudo de dos personajes importantes y fundamentales para la realización de las decisiones del Gobierno, se trata de Juan Francisco Marrocal Cavalli, alias el «Churrumino» (en honor al insecto volador que solamente el Chavo del ocho podía ver) y Rubén Mariano Cavalli Carrasco, alias el «Brasi» (en honor al personaje de ficción Luca Brasi, matón fiel don Vito Corleone en la novela El Padrino, de Mario Puzo), dos joyas en el mundo del hampa; también conocidos en el bajo mundo como Las Primas ya que comparten el mismo apellido, Cavalli. El «Churrumino» es un remilgo de hombre cuyas fascinaciones fetichistas destaca el de adornar su regordete y rolludo cuerpo con tatuajes de mujeres desnudas que, según él, son sus amores prohibidos. De joven formó parte de la banda Los Malditos de Renovación, donde llegó a ser el líder por su alta crueldad para ejecutar a sus víctimas. Salió esposado un par de veces por televisión; la última vez que lo capturaron, estaba a punto de mutilar a su víctima, fue portada principal del diario El Comercio, «CAE SANGUINARIO LÍDER DE LA BANDA LOS MALDITOS DE RENOVACIÓN», en la foto sale el «Churrumino» sonriendo ante las cámaras. Fue recluido en la cárcel de máxima seguridad de Lima, donde fue brutal y salvajemente violado por otro prontuariado delincuente, el «Nero Mike», quien, en una noche de julio de 2006, amaneció colgado en su celda, sin la lengua y sin su miembro viril. El «Churrumino» salió de prisión bajo los alcances de una extraña gracia presidencial. Nadie cuestionó. Rubén Mariano Cavalli Carrasco se ganó el apelativo de «Brasi» por la semejanza física a dicho personaje, además, también, por la crueldad con la que, al igual que su primo, sometía a sus víctimas. De joven fue un brillante estudiante, graduándose con honores en la Universidad Alas Peruanas. No sabe cómo ni cuándo, pero de pronto se convirtió en un animal de caza, fiero y frío, donde el gusto por la sangre se convirtió en su mayor placer. Fue, pues, cuestión de tiempo para que los primos se juntaras e hicieran de las suyas. Las Primas, y La Puerca, por órdenes directas de Villafuerte, se encargaría de realizar las diligencias del gobierno en turno ¾ Ya sabe cómo es la cuestión. Más bien hermanito, ¿cómo vas con los afiches? Y entonces... ¿pa´cuándo los pegan?, ya ya ya. Mira que tienen que ser bien hechos ¡ah! Tiene que decir “CHINO 2016” “FUJIMORI PRESIDENTE” “CHINO PRESIDENTE”. Hay que pegarlos alrededor de la DIROES el día 20 de junio, por la madrugada. El día 22 de junio que un reportero del canal 4 vaya hasta el lugar y haga un informe periodístico al respecto. ¿A quién culpamos? Al Chino pues. Ya hermanito, un abrazo. Cuídate. Chao chao.

El Mandatario se queda pensando por unos segundos. Todo va de acuerdo al plan. Nada puede fallar. Lo van a cagar con la Medica Cautelar, sí. Pero se reconforta con saber que no le dará el gusto a los chinos con el indulto solicitado. Piensa que aun muriéndose, ese chino ojos de alcancía no merece el Indulto, y menos de carácter humanitario. «Por mí que se pudra en la cárcel ese hijoputa», masculla.   

¾ Jefe ¾ interrumpe el subordinado¾, llamó hace unos instantes la señora Ana Jara. Dice que todo está listo para que salga la noticia de los congresistas y las donaciones hechas por la SUNAT, a través del Ministerio de la Mujer.

¾ Bien carajo. ¡Esos son patriotas! ¾ Arguye el Presidente.

¾ Jefe…¿en verdad leerá el expediente?

            ¾ ¡Si claro…y también puedes pedirme un aumento de sueldo!

¾ Está bromeando, ¿verdad?

¾ Sí. Pero que conste que tú comenzaste.

 

 

Lima, 26 de junio de 2013.

 

miércoles, 19 de junio de 2013

RICARDO


 

 
 
 
Ricardo es un joven de apenas treinta años de edad. Arquitecto de profesión y amante de la historia en general. De no haber sido arquitecto le hubiese gustado ser profesor de historia, periodista y/o escritor. Le encanta la lectura como el café, sus dos grandes pasiones. Siente la necesidad de escribir sobre distintos temas; temas por supuesto que le parecen interesantes nada más a él. Cree además que tiene una obligación moral de escribir sobre las cosas que ha visto, escuchado y vivido. De pequeño, y hasta cierta parte de su adolescencia, vivió en distintos países siendo México el país donde más años radicó. Su familia se dedica al circo. Trabajan como artistas de circo. Su padre fue un destacado trapecista, su abuelo ¾ el papá de su papá¾ es un extraordinario payaso, sus tíos también lo son, en menor escala por supuesto. Ricardo también fue payaso y fue conocido como el payasito Fatiguín, pero nunca se sintió cómodo del todo. Sabía que no era lo suyo. El papá de su mamá fue ¾ junto con el papá de su papá¾ quien trajo por primera vez un circo al Perú. Su abuelo fue domador, acróbata, payaso y empresario de circo; de joven cantaba tangos en las radios bonaerenses. Y hay quienes dar por cierto que el abuelo tuvo un romántico pero fugaz romance con una joven rosarina que años más tarde sería famosa haciendo películas en México y luego novelas, y a quien el mundo le lloraría en el doce de diciembre del año 2000, fecha en que falleció La Novia de América.

Ricardo, tratando de no romper la tradición que remonta generaciones, comenzó a leer libros, de esta forma podía escapar, volar, esfumarse y hasta desaparecer y perderse en las vidas y aventuras de otros. Sin embargo, y luego de hojas literarias devoradas, se dio cuenta que el circo le había dado un regalo a cambio, un obsequio que en manos hambrientas, podían resultar buenas historias, anécdotas y vivencias, y bueno, quizá por qué no, en el sueño dorado de Ricardo, un Libro. De momento se tranquiliza con el hecho de escribir algunas cositas en un blog que ha creado elburrohabladeorejas. No le va mal. Y se alegra cuando al revisar se percata que sus publicaciones tienen más lectores. Por supuesto que le jode tener más de 323 “amigos” en su red social y ver que únicamente 35 personas leen sus publicaciones  «Bah. No todos somos un Mario Vargas Llosa o un Octavio Paz como para tener una centena de seguidores, pero ahí vamos...», se consuela Ricardo.

 

Les contaba que Ricardo siente que tiene un deber moral con la sociedad; el de contar las cosas que vivió, oyó y vio; de las que fue testigo involuntario, y de los escándalos más sonados en el mundo circense. Piensa que si logra perfeccionar su técnica literaria, o cualquiera técnica que le permita escribir un buen libro, podrá ser un Best Seller y que de seguro el libro de Agua para Elefantes será un embrión literario, un librillo cualquiera comparado con el suyo al tratar de narrar la vida circense. Pero aun no da el primer paso. Hay veces que se emociona, le llueven los recuerdos, que son muchos, y se siente inspirado, iluminado, las musas en mallas y lentejuelas los ilustran, él se prepara, se alista, y con cafecito en mano, teclea lo que podría ser su libro. Sin embargo, a medida que avanza, se queda. La inspiración y recuerdos que le cayeron como a borbotones se van por el drenaje de la impaciencia «Esto de ser escrito es una huevada…», se dice. Pero Ricardo no se desespera, sabe que tarde que temprano lo hará. De momento escribirá pequeñas piezas de lo que más tarde será su obra maestra. ¿Título? Bueno, primero que termine su obra y luego va por el nombre.

Sin embargo, ahora Ricardo, ya un hombre casado y con dos hijos, se siente algo intimidado hasta de escribir en su blog, o por lo menos de usarse él mismo como personaje principal, y es que en muchas de sus historias prefiere ser él quien las represente, así, de este modo, no tendrá por qué dar nombres reales (por más que le gustaría) a sus memorias circenses.

¿Por qué?

Un día su amada esposa Brisa se atrevió sin intención maliciosa a leer algo que él había escrito y guardado en su portátil cuyo título es «Cuando perdí 15 dólares…» Por supuesto que su esposa, quien sabe las debilidades literarias de Ricardo, hurgó el contenido de dicho título sin la venía de su amado esposo. Pensó, al juzgar por el nombre, que se trataba de alguna travesura de niño cuando perdió quince verdes, o algo por el estilo. Sin embargo, no fue así. Ricardo, que ignoraba por completo que estaba siendo ultrajado por su querida, dejó que leyera lo que pensaba se trataba de algún e-mail enviado a ella, nada más. Pero luego, cuando Brisa culminó de leer la historia que escondía tan inocente título, con mirada de asombro y con los ojos formando una perfecta «O» le increpó y le preguntó en tono de recochineo, quién era ese sujeto a quien por quince dólares, una piruja de cabellos rubios, tetona y de baja estatura, le habían chupado el pene. «Responde pues», precisó la señora de casa. Ricardo se quedó pasmado, helado y algo avergonzado. Una inyección de ardor, bochorno tal vez, se apoderó de su mejillas, y es que jamás pensó que su amada sería capaz de leer algo que no fuera de ella o dirigido a ella. Ricardo se sintió vulnerado. Pero se repuso casi de inmediato y, con el temple y picardía que lo caracteriza, le explicó que se trataba de un amigo que tuvo cuando él (Ricardo) tenía dieciséis años y vivía en Estados Unidos de Norteamérica, y que todo sucedió en la gira que hicieron con el circo Hermanos Vázquez en el año 2000. «Listo, ya está. Zafé…», pensó Ricardo. Pero Brisa, con el instituto de hembra segura, lejos de creerle, siguió con sus interrogativas. «Amigo, ¿no? Así te dices a ti mismo. Así que una puta te la chupó y bien chupada por quince dólares. No te hagas el loquito conmigo Ricardito, y cuéntame qué más te hizo, ok…» Para sorpresa de Ricardo, el tono de su esposa seguía siendo condescendiente, burlón y ameno. Ricardo le siguió la corriente, y queriendo seguir la joda por un tiempo más, le dijo que no se trataba de él. «Qué jodida eres, amor. Ya te dije no soy yo». Pero Ricardo no podía evitar reírse con cada palabra suelta, pues le causaba gracia ver a su mujer en una supuesta pose de “esposa celosa”. «Amor, esa pose de mujercita celosa-caprichosa con cara de niña engreída estirando la trompita con cara de hurón, no te va…» No hubo mayor discusión sobre el tema, pero Ricardo sabía, y sabe, que su esposa no le creyó del todo, y que para ella, ése fulano que había experimentado los placeres sexuales con una putita de quince dólares,  cuyas características físicas eran caprichosamente parecidas a la de su esposo, era su esposo, y punto.


Desde entonces Ricardo se siente algo limitado; sabe que si escribe algo fuerte, con contenido erótico o sexual, su esposa pensará que está recordado sus ayeres romanticones de joven circense persigue tetas. Cosa que no es cierto. Bueno, no del todo. Por ejemplo, hace un par de meses Ricardo publicó en su blog una pequeña historia de una señora que pasea a su perro siempre en la madrugada, y que para acompañarse, siempre enciende un cigarro. Ricardo le hecho rienda suelta a su imaginación y, luego de narrar parte de la historia, la tituló «Una dama en la madrugada» Brisa, quien se percató de la publicación a través de su Black Berry, y sin leer si quiera el contenido, echó una mirada asesina su esposo y con voz de tal, y letal, le dijo: «Cuidado Ricardo con lo que estés escribiendo. No te quieras hacer el vivito conmigo…» Sin embargo en ésta ocasión el esposo amenazado se sintió ofendido, incomodo, molesto y hasta irritado. «Puta madre. Ahora no puedo escribir lo que veo, lo que siento o lo que me inspira sin ser acosado.... Qué joda», pensó Ricardo notoriamente ofuscado. Obviamente sería difícil poder escribir sobre algo o alguien sin que Brisa pensara que lo que estaba haciendo su marido era reflejarse en los personajes y vivencias que narraba. Si se cuestionaba ¾ o cuestiona¾ lo que él pudiese escribir, la cosa estaba jodida. Bajo esa amenaza, cómo escribir entonces la vez que Ricardo, cuando niño, recibió su primer beso. Escribir por ejemplo aquella vez en que un amigo de él, por darles de bacán, del pendejito del circo, grabó a una chica teniendo sexo, y que al final la chica, cuyo apellido es más que complicado de pronunciar, quedó embarazada, y que todo el mundo, o bueno, los más allegados, se ganaron con el video, y lo que es peor, la chica al final se casó con él, y él, sumamente avergonzado por haber mostrado el video sexual de quien ahora era su esposa, quemó la cinta, y cómo al final de la historia, el tipo resultó ser gay. Qué se podría pensar… ¿qué Ricardo es el del video? Ni en pedo, Ricardo en aquel entonces tenía trece años. O por ejemplo escribir la vez que fue testigo ocular de cómo un novato dueño de circo, o mejor dicho, uno de los hijos del dueño del circo ¾ simpático él, de tez clara y talla respetable, con ligeros tics en los ojos, ganador, junto con sus hermanos, del primer puesto del Primer Festival de Circo en México¾, le fue infiel a su guapa e interesada esposa con la mujer del malabarista del circo. ¿Venganza tal vez? ¿Se habría enterado que su esposa, en secreto, seguía amando a su che? «Ramiro, tu esposa se puede enterar», dijo la descomunal mujer. «Me vale madre. Además, bien que se casó conmigo por mero interés. Cree que soy un pendejo y que no me doy cuenta como por detrás de la cortina mira el acto de los Malambos y poder ver a Paulo. Que se chingue también» Precisó Ramiro al tiempo que con sus manos recorría la fina estampa de La Otra. Y  es que era un secreto a voces que Isabel, guapa mujer de media estatura y muslos encantadores, se hizo novia y luego esposa del hijo del dueño dejando roto el corazón de un joven y talentoso argentino dueño de una habilidad única en el malambo, Paulo.

¡Oh sí, en los circos también se cuecen habas!

¿Y qué, también tendría que pensar que el infiel fue Ricardo?…ni en pedo tampoco; Ricardo tenía quince años. Y bueno, por último, ¿tenía algo de malo que Ricardo escribiera parte de sus propias experiencias? No. No tenía nada de malo. Pero ahí no termina la cuestión,  la cosa se pone color de hormiga, y es que el buen inspirante a escrito, además de circense, había sido estudiante preuniversitario, luego universitario y después abogado, por tanto, tenía (y tiene) un abanico de historias dignas de plasmarse en una hoja, como aquella mañana de sol radiante que abrazaba la facultad de leyes cuando una chica de cabellos largos y figura esbelta le propuso tener sexo de inmediato a Ricardo « ¡En serio!, ¡¿ahora?!» «Sí. Es en serio, Ricardo, ¿vamos…?». ¿Qué paso con esa invitación tan tentadora para un joven estudiante soltero y sin compromiso alguno? Bueno, Ricardo lo desea contar. O también contar cómo fue que un profesor corrupto de la facultad pidió a los alumnos veinte dólares por cada uno para realizar el examen final de Derechos Constitucional con cuaderno abierto. «Muchos, ¿quieren aprobar el curso de Actualización y no jalar Derecho Constitucional? ¿Sí?, ¿No? Ya saben cómo es…» Lanzó el profesor designado a tomar el examen final de derecho constitucional como si se tratara de cualquier verdura. En esos tiempos de universitario, Ricardo se hacía de dinero dando masajes relajadores en el hotel Los Delfines en el destacado y pituco distrito de San Isidro; llegó a dar masajes a los turistas gracias al enamorado de su prima que trabajaba como recepcionista en dicho hotel. Cuando los extranjeros solicitaban masajistas, el recepcionista no lo dudaba y masajeaba a Ricardo: «Primo, han pedido un masaje para las 7pm. Habitación 302. El cobro es de doscientos dólares; el treinta por ciento es para mí, hablamos» Ricardo aprovechaba la oportunidad y se hacía de unos cuantos verdes. Daba masajes a españoles, franceses, italianos, gringos y británicos. Un día, mientras comenzaba a masajear la pálida espalda de un español cuarentón con look de fraile olvidado, con barbita de náufrago, le preguntó si daba servicio completo: « ¿Completo? No entiendo» «Que si te animáis a tener sexo, chaval…», curioseó el extranjero con tono amical.  «No disculpe. Únicamente doy masajes relajadores», replicó Ricardo con voz temblorosa.  «Venga que no pasa nada, chaval. Pero dime, sabéis dónde puedo tener sexo pasajero. No me quiero ir de vuestro hermoso país sin llevarme un recuerdito de vosotros». Y así como esas propuestas, tuvo miles. Y desea contar cada una de ellas con lujos y detalles. Pero Ricardo es hijo, hermano, sobrino y primo. Qué decir entonces sobre las cuestiones familiares…uhmmm, ahí la cosa arde. Y es que la familia de Ricardo tenía (y tienen) lo suyo. Qué pasaría entonces si Ricardo se animaba a contar la vez que uno de sus primos se quedó a pasar año nuevo en la casa de una de sus tías, y su prima, muy entrada en copas, se le insinuó a éste primo: se besaron, se sedujeron, se desnudaron y terminaron teniendo, según se supo, el mejor sexo que éste primo puedo experimentar con su prima. Ufff….Si Ricardo se animará a escribirlo, capaz que le piden el divorcio y punto, se acabó. «A mí no me vengas con huevadas, Ricardo. Te has tirado a la puta de tu prima en la casa de tu tía en pleno año nuevo. Eres una mierda. Me voy… te odio, hijo de mil putas…asqueroso, sucio de mierda. Es mas, tú lárgate. ¡Maldito!», ¿Sería la reacción de su esposa? Ricardo comenzaba a sentirse mal, qué hacer ante tales circunstancias. Y luego, del otro lado, estaba la familia. Las interrogantes estarían a la orden del día; los primos lo acosarían tarde y noche por saber qué primos fueron los pecaminosos que se entregaron a las más bajas pasiones en pleno año nuevo, y en la casa de la tía. O por ejemplo, se atrevería a contar como una noche de frío julio de 1994, en el cuarto principal de la casa, donde ya hacían en los cálidos brazos de Morfeo Ricardo, su primo, una prima que se encontraba de visita, la tía ¾tronco de hembra bien puesta, y casada¾ recibió una sospechosa llamada muy entrada la madrugada, al parecer era un joven seductor universitario a quien la tía, con voz queda y muy cachonda le decía: «Ay mi chiquito. Te extraño mucho. No lo puedo creer, en serio no lo puedo creer. Me encanta cuando recorres mi cuerpo. Tu lengüita mojando todo mi ser, uhmmm... qué rico. En verdad te digo que me encantas, chiquito. ¿Mañana? Ok, ok. ¿A qué hora sales de la Universidad? Ok, ok. Mañana seré tuya una vez más. Ya…perfecto. Chaíto», y la tía colgó el teléfono sin percatare que su pequeña pero adulterina conversación había sido escuchada por Ricardo, quien fingió seguir durmiendo ante los ronroneos de su tía, la tía.  ¿Qué pasaría entonces, la tía  lo llamaría para regañar a Ricardo por escribir algo que pasó hace ya 19 años? Ricardo veía como la vela que alumbraba su camino como escritor incipiente se iba apagando, lo que es peor, ni siquiera la había encendido. «¿Así se le habrá ido a Mario Vargas Llosa cuando escribió Pantaleón y las Visitadoras?», se preguntaba Ricardo. “Eres un pendejo promiscuo de mierda Mario”, ¿le habrá espetado doña Patricia Llosa? Y cuando Gabriel García Márquez escribió Memorias de mis putas tristes, su esposa, doña Mercedes Barcha¿Qué le habrá dicho? ¿Lo habrá insultado con ese dejo colombiano tan rico para las carajeadas? “Usted a mí no me la hace. Usted es ése viejo rabo verde que sale en su novela, no se haga. Eres un viejo cochino, usted es un gonorrea triplehijueputaaaaa”. «Si es así, voy por buen camino. Si es así, ahí vamos Premio Alfaguara. Sí es así, serás mío Premio Príncipe de Asturias. Sí es así, allá vamos, Nobel», se volvía a consolar Ricardo.                      

Pero Ricardo no se daría por vencido. Comenzaría a leer más y más con la finalidad de pulir y encontrar un estilo propio, ¿Historias por contar? Tiene todo un abanico ¿Tiempo? El necesario. Dos cosas eran seguras: Uno, la mayoría de historias que contar no eran aptas para cucufatos amantes del rosario y del padrenuestro. Dos, muchas de ellas levantarían polvo entre los más allegados. Perfecto entonces. Ricardo no dejaría pasar la oportunidad de darle vida a una de sus pasiones, la escritura. Y es que como les conté al inicio, Ricardo tiene y siente la obligación moral de contar lo que ha vivido y lo que ha visto. Y es que en verdades todas y todos tenemos una historia que contar, solo hay que animarnos, y listo.

 

Lima, 19 de junio de 2013.