Juan Pedro, mi primo,
estuvo por Lima; regresó luego de diecisiete años. Me invitó a diversos
compromisos familiares, de todos me excusé. Él me dijo que había escuchado
veinte versiones distintas del por qué no
me frecuentaba –y no me frecuento- con cierto sector de su familia, que es la
mía también, todos concluyen que exageras, precisó. Desconociendo, como es
verdad, las versiones que le contaron a Juan Pedro, decidí darle la mía; lo
hice, lo escribí, y lo publiqué. No a todos les gustó lo que puse; hay quienes
se mataron de risa, hay a quienes les hizo sacar el matoncito que lleven dentro, a otros la picardía de publicar “indirectas” en la red social, y a otros
el desconcierto. Pero lo cierto es que pocos encontraron el verdadero mensaje
que llevaba (y que lleva) mi publicación. Y como ella ha dejado un mal sabor de
boca y se han visto involucradas gentes que no debieron, y porque creen que he
ofendido a algunos, y porque así me lo pidió ella, mi tía, que es mi madrina, y
que vive a seis cuadras de la mía o que yo vivo seis de la suya, y porque así
me comprometí, trataré en lo posible de esclarecer, de explicar a través del
mismo medio y de la misma forma lo que quise decir con mi anterior publicación,
esa que ha sucumbido de manera efervescente a mi familia, o al menos parte de
ella.
Aquí vamos.
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Mi anterior publicación
tiene varias aristas, que pocos han notado, y mil trescientas setenta y una
palabras, de las cuales REFUGIADOS y CONFORT han sacado roncha y malestar. Pero comencemos por el inicio:
PRIMERO:
Para los que me conocen saben muy bien que me encanta la lectura, trato en lo
posible de leer más y más; por mes trato de leer dos libros. ¿Por qué? Bueno,
lo expliqué en una de mis anteriores publicaciones, RICARDO, en esa publicación señalo que gracias a la vida del circo,
y gracias a las experiencias, personas, aventuras, anécdotas, malos tiempos, y
vivencias personales, de lo que he escuchado, de lo que he sido testigo y de lo
que ha llegado a mis oídos, siento la necesidad de escribir y contar de algunas
cosas que marcaron, de una u otra forma, mi vida. Entonces, para poder
perfeccionar la técnica narrativa, cual quiera que fuere, hago mis
publicaciones a través del blog que
he creado, del cual ahora están leyendo estás líneas. Pues como lo dije en
dicha publicación, todos tenemos historias que contar, sólo falta contarlas.
SEGUNDO:
Cuando publique JUAN PEDRO, dos eran,
y son, mis intenciones: (i) La de causar chongo, comidilla, murmuración,
chismorreo, cotilleo y pábulo entre quienes leyeran mi publicación, mas no así
la de causar riñas ni resentimientos entre la familia, y menos, por supuesto,
la de ofender y/o insultar a las personas que hago alusión, y menos aún la de
involucrar a terceras personas que NO
TIENEN NADA QUE VER CON MI PUBLICACIÓN. Pues que gracia tendría publicar
algo que no tenga repercusión o retumbo entre los lectores; por ello, guiado
por el ímpetu del escribidor que tengo, o que creo tener, jugué con varias
palabras las cuales han sido severamente castigadas por el ojo ajeno, por
aquellos que se sintieron aludidos. (ii) La de dar a conocer a mi primo Juan
Pedro el verdadero motivo que me impedía formar parte de las rutas que él se
había trazado por su visita a Lima; expliqué que él, Juan Pedro, vino a visitar
a la familia y no a ganarse con el problema de la familia, por tanto, si yo
tengo inconvenientes con algunos de sus primos, que son los míos, o con algunos
de sus tíos, que también son los míos, Juan Pedro no tenía por qué pagar por
ello, en tal razón decidí inteligentemente declinar todas y cada una de sus
invitaciones a los lugares donde sabía que ellos,
con los que tengo inconvenientes, estarían presente. Juan Pedro me dijo que
tenía veinte historias o versiones de lo sucedido y que todos concluían que yo
exageraba. Sin embargo, como yo no le di mi versión a Juan Pedro, procedí hacerlo
de la forma que creí más conveniente: la de publicarlo.
TERCERO: En el momento hice la
publicación, sabía que mis tíos y primos, a los que me refiero en el blog, estarían reunidos en la casa de mi
tía, mi madrina, hermana de mi mamá. Al tomar, todos, conocimiento del
contenido de JUAN PEDRO, comenzó la
tormenta. Mi primo, aquel que acuso de llorón en la publicación, me llamó desde
su celular, y me propinó una cátedra de amentadas
de madre, una mistura de recordatorios
maternos que nadie, nunca, en serio o en broma, me había ilustrado. Entre
las barbaridades que logré escuchar, me dijo que qué tan hijo de mil zorras podría ser para hablar de sus padres, para
insultarlos de esa forma; además, me juró que si yo me cruzaba en su camino, no dudaría en sacarme la
mierda. Supongo entonces que mi primo, el matón,
piensa que soy manco. Empero, y no conforme los insultos de alto calibre
disparados en mi contra, y contra el honor de mi progenitora, me mandó un
mensaje al celular -el cual a decir verdad me costó mucho trabajo leer y
comprender, ya que tiene serios HORRORES gramaticales. A Dios gracias no se
envían a la cárcel a las personas que atentan contra la Real Academia, sino, ya
estaría preso- reafirmando su decisión
de hacerme añicos en cualquier momento. Luego de la llamada del iracundo orador
de mi primo, mi tía, la hermana de mi mamá, madre de Juan Pedro, quien vive en
EE.UU., llamó a mi madre diciéndole entre sollozos y quejidos que cómo era posible que insultara de esa forma a sus tíos, los ha tildado de muertos
de hambre, pordioseros, mendigos y arrimados. Mi madre desconcertada porque
aún no había leído mi publicación, le pidió a mi tía que le diera unos minutos
para poder leer la publicación y confrontar opiniones, pero que desde ya
desechaba la idea de que su hijo, o sea yo, hubiese insultado a sus hermanos,
mis tíos.
CUARTO:
Dos
días después de la publicación, esto es el viernes trece pasado, yendo al banco
me encontré con mi tía, hermana de mi mamá, quien es mi madrina de bautizo y
que vive a seis cuadras de la mía o que yo vivo a seis de la suya. Ella venía
hacia mí y yo hacia ella, al saludarla, estirando la mejilla para darle el
beso, ella me puso el dedo en el
pecho, y con voz firme, dura, y notoriamente molesta, me increpó diciéndome qué tienes tú en contra de mi hijo, qué te
ha hecho que mal te ha pagado. Traté de no responderle alegando que lo que
tenía con su hijo, con quien quemé
pestañas seis años en la Universidad, era algo entre él y yo, pero eso no le
importó a mi tía, y me volvió a preguntar, quitándose las gafas de sol, qué tenía en contra de su hijo. Se lo
dije, se lo detallé y expliqué. Luego me preguntó qué tenía en contra de ella y
en contra de mis tíos, que qué me habían hecho para yo insultarlos de esa
forma. Nuevamente advertí que salió la palabra INSULTO. Le expliqué a mi tía
que nunca tuve la intención de ofender a nadie, que lo que escribí fue una
forma de dar a conocer mi punto de vista, lo que yo pensaba al respecto. Me
dijo que mi tío, su esposo, se había ofendido también. Le expliqué que en mi
publicación hacía referencia a la palabra TÍOS
por no querer individualizar o personificar a cada uno de los sujetos a quien
yo aludía. Y en serio digo, como se lo hice saber a mi tía ese día viernes en
frente del Hospital Santa Rosa, nosocomio donde nací, QUE JAMÁS TUVE INTENCIÓN DE OFENDER A NADIE, NI A ELLA Y MENOS A MI
TÍO, SU ESPOSO, A QUIEN LE DEBO TANTO POR TODO LO QUE HIZO POR MÍ. PUES ÉL, MI
TÍO, NO SÓLO ME BRINDÓ LAS COMODIDADES DE SU CASA, SINO TAMBIÉN SU APOYO
ACADÉMICO CUANDO MÁS LO NECESITÉ, Y ESO LO TENGO GRABADO EN MI CORAZÓN, JAMÁS
LE FALTARÍA EL RESPETO A NINGUNO DE MIS TÍOS Y MENOS A ÉL, QUIEN A DIFERENCIA
DE MIS TÍOS SANGUÍNEOS, SE HA GANADO MI RESPETO Y ADMIRACIÓN A BASE ESFUERZO, le
dije a mi tía. Y que si era necesario ir a su
casa y hablar con él y pedirle las
disculpas del caso si en verdad se sintió aludido, lo haría; pues una de las
cosas que me enseñó mi padre es ser responsable de mis actos ante aquellas
personas que se vean afectas por mi acciones u omisiones. Asimismo le indiqué a
mi tía, mi madrina, que por lo visto nadie había entendido el mensaje que lleva
la publicación, la cual forma parte de esta FE DE ERRATAS. De otro lado, y con
el ánimo de mi tía ya más tranquilo, me pidió que precisara a qué tíos me
refería y qué quise decir con REFUGIADOS Y CONFORT. Así será, le dije. Palabras
más, palabras menos, nos despedimos.
QUINTO:
Por
la noche, ese mismo viernes, tuve una reunión con ella, mi tía, hermana de mi mamá y de mi madrina, quien cuidó de los cuatro últimos
hijos de la familia, de mí en 1994, y de varios de mis primos. Ahora trabaja en
una Iglesia en el área de Asistencia
Social, y que siempre, siempre, me regala libros. A las seis en punto de la
tarde quedamos en vernos en frente de la apoteósica construcción eclesiástica
que se alza en la Av. Grau, en Magdalena del Mar. El frío apretaba a esa hora,
así que decimos tomar un café por allí cerca. Luego de instalados en esas
incomodas sillas de fierro, con los cafés humeantes en la mesa y las dos
órdenes de mixtos (sándwich con jamón
y queso ligeramente tostado a fuego lento) por servir, comencé a explicarle el
porqué de mi publicación. Ella me escuchaba atentamente, de vez en cuando
interrumpía para hacer una pregunta ocasional o precisar algún punto. A
diferencia de su hermana, mi tía, que
es mi madrina, ella estaba más
resuelta, más serena, como si en verdad le importara lo que le estaba
detallando. Lo que no me agrada es que ellos
(mis primos) se estén expresando así de ti, eso ya es una falta de respeto, qué
es eso de amentarte la madre, que es mi hermana, está loco, qué tiene, qué es
eso de llamarte fracaso, seudo profesional, y eso de querer pegarte, está mal,
muy mal, me dijo. Al igual que a su hermana,
mi madrina, le pedí disculpas si ella sintió que ofendí a sus hermanos, lo cual
no había sido mi intención, que lo que puse fue un juego de palabras que se han
malinterpretado, y que si los ofendidos, que son sus hermanos, es decir mis
tíos, querían reunirse para explicarles el porqué de las frases, lo haría. Para
mi sorpresa, a diferencia de muchos que han leído mi publicación, mi tía, la
mayor de las hermanas de la familia, quien cuidó de los cuatro últimos hijos de
la familia, entendió cuál es el mensaje que llevaba mi publicación, Lo comprendo y entiendo el sentir de ella,
fueron sus palabras. Sin darnos cuenta pasó una hora y cuarenta y cinco minutos,
llegó la cuenta, me regaló un libro de Paulo Coelho -El manuscrito encontrado en Accra-, le agradecí el gesto, y cada
quien agarró rumbos distintos.
SEXTO:
Tras
la publicación de JUAN PEDRO, todo
fue alboroto: tíos y tías ofendidos, primos insultando a mi madre y denigrando
mi profesión al grado de mediocridad, sin contar, por supuesto, de las
hilarantes publicaciones que mis primos han hecho en sus respetivas cuentas, lo
cual, para ser honesto, no me han ofendido, pero las cuales tendrán respuesta, no por esta publicación, sino por
otra; pues la esencia de la presente es explicar a quiénes me refería y
qué quise decir con mi publicación, mas no así responder a las sandeces de mis
primos, de los cuales esperaba algo más de creatividad que sólo insultos de
barrio. Sin embargo, alguien que ha salido a relucir en el tema, sin quererlo
ni proponerlo, es él, mi tío, que es mi padrino, y que todos lo conocen como El Gringo. Todo ha caído sobre sus
hombros, y me apena. Cierto es que lo mencioné en JUAN PEDRO, pero como referencia, mas no para que sea el pañuelo de
muchos. No fue mi intención involucrar a mi tío en todo este embrollo, y si
esto lo ha incomodado, fastidiado y cabreado, tío, LO SIENTO MUCHO. Usted sabe
lo mucho que lo quiero y lo mucho que lo respeto, y además, lo mucho que le
debo, pues sin usted, yo no estaría acá, en Lima; sin usted lo más probable es que
hubiese seguido en el circo -cosa que no tiene nada de malo, pero que no era
ciento por ciento lo mío-. Por eso, al igual que a mis tíos, con los que he
podido hablar, MIL DISCULPAS por todo el embrollo en que se ha visto envuelto.
Y cuando usted así lo decrete, estaré en su
frente dando las explicaciones que usted crea necesarias. Pues donde manda
Capitán, este grumete inspirante a escritor, no tiene nada que chistar.
SÉTIMO:
El
día que publiqué JUAN PEDRO, él, mi
primo Juan Pedro, me señaló que
estaba exagerando, que no todos estaban en la obligación de ir al babyshower, o ir a la clínica, o
visitarme o ponerme buena cara, pues yo no era, ni soy, príncipe de ningún
principado como para que todos vayan a mis reuniones, o me rindan pleitesías.
Qué pena, no entendió el mensaje. Como dije al inicio de la presente, la
publicación JUAN PEDRO tiene y mil
trescientas setenta y una palabras, de las cuales REFUGIADOS y CONFORT han
sido las resaltantes. En mi publicación señalo que sí estoy molesto, que sí
estoy indignado y que sí debieron pronunciarse por el nacimiento de mi hijo no
por mí, sino por mi madre. Pues ella, la hermana menor de todos, fue quien me
llamó luego de terminado el babyshower y me preguntó quiénes de sus hermanos habían ido, Igual me voy a enterar, así que dime quiénes
fueron, rezó mi madre. Cuando le respondí se le quebró la voz, y fue cuando
me dijo: No estando yo a tu lado esperaba
que mis hermanos, quienes están a minutos de ti, pudieran brindarte el cariño y
el amor que yo quisiera. De ellos- mis primos- no me interesan, pues son unos mocosos y no tengo porque discutir
sobre niños que aún tiene la leche en la boca, pero ellos –mis tíos-, a quienes apoyé en varias ocasiones, no
esperaba tal actitud. Cuando llegó el 27 de diciembre de 2012, la misma
pregunta salió de los labios de mi madre, la respuesta fue la misma. El
escuchar a mi madre sollozar, herida por la actitud de varios de sus hermanos, es lo que A MI ME DOLIÓ
como hijo. En lo personal lo digo y lo sostengo, que algunos de mis tíos, hermanos de mí mamá, y algunos de
mis primos, sobrinos de mi mamá, no
hayan ido ni al babyshower o al nacimiento de mi hijo NO ME INTERESA (salvo de
uno de mis primos), LO QUE ME DUELE FUE
ESCUCHAR A MI MADRE DOBLARSE POR CULPA DE TERCEROS, POR CULPA DE QUIENES
ESPERABA QUE ACTUARAN COMO SEGURAMENTE ELLA, MI MADRE, ACTUARÍA SI UNO DE SUS
SOBRINOS ESTUVIESE EN EE.UU., POR ESO, POR EL GOLPE QUE MI MADRE RECIBIÓ POR
PARTE DE ALGUNO DE SUS HERMANOS, ES
QUE YO DECIDÍ NO FRECUENTAR A MIS TÍOS.
SIN EMBARGO, Y AHORA QUE LO PIENSO MEJOR, NO ES CULPA DE TERCEROS, ES CULPA DE
MI MADRE POR SIEMPRE TENER ESE CORAZÓN DE POLLO QUE EN MÁS DE UNA VEZ LE HA
JUGADO MALAS PASADAS, ELLA ES LA CULPABLE POR ESPERAR ALGO, AUNQUE SEA
GRATITUD, DE QUIENES NO LA TIENEN Y RÁPIDO OLVIDAN LO QUE EN SU MOMENTO ELLA,
MI MADRE, HIZO POR ELLOS.
OCTAVO:
Pese
la decisión que tomé de no frecuentar a cierta parte de la familia, aquella que
hizo doler a mi madre, fui al cumpleaños de uno de mis sobrinos, aquel que
cumplió cuatro años. Al llegar a la fiesta nos esperaba el mundo de Nunca jamás, globos, dulces, música
infantil, piratas, indios, Wendy y el
mismo Peter Pan en persona
(reencarnado en el sobrino festejado) nos esperan con los brazos abiertos.
Luego de varios minutos llegaron ellos, mis
tíos, aquellos que hoy se han sentido
ofendidos por mi publicación y quienes en el año del 2001 me ofrecieron su
casa, aquella ubicada en el Pasaje Los Andes, en Pueblo Libre. Tras miradas
cruzadas con gestos gélidos, mi esposa, con mi hijo en brazos, y yo nos
acercamos a saludarlos, mi tía al
vernos aproximar nos escaneó de arriba abajo, y con semblante distante nos
saludó, mi tío, esposo de mi tía,
hizo lo propio dejándome estirada la mano hasta que le dije en voz alta Hola tío. Ah, sobrino, respondió. Acto
seguido nos doblaron la cara, lo hicieron delante de los invitados al
cumpleaños; yo, avergonzado por la actitud de mis tíos, tomé del brazo a mi
esposa, permiso, me excusé, le di
media vuelta, y nos dirigimos hacia los inflables donde jugaban los demás
niños. Un ardor súbito se apoderó de mis mejillas, y un huracán se movía en mi
estómago; desde ese momento me dije que no volvería pasar por alto una
majadería como esas, como aquella obsequiada por mis tíos, por ello le dije a
Juan Pedro que pese al cariño que le tengo no volvería, no permitiría que sus tíos, aquellos que viven en Chilca, me
lanzaran ésa mirada de desprecio, llena de resentimientos, llena de reproches,
como si yo estuviese en falta con ellos;
y que si aguanté ésa mirada fue por el cumpleaños de nuestro sobrino, y no
quería hacer una escena en un día tan especial, pero que de ninguna manera
volvería pasar por alto semejante majadería, y que los pondría en su lugar,
estén donde estén. Ahora bien, el hecho de que yo ponga en su lugar a mis tíos no significa, DE NINGÚN MODO, que
les voy a insultar o increpar de mala gana su actuar, no. Pero que sí les
preguntaría qué les he hecho, qué les he dicho para que me miren de ésa forma.
NOVENO:
En la introducción de la presente dije que sólo dos de las más de mil palabras que
tiene JUAN PEDRO sacó roncha. Estando
claro que el mensaje principal de JUAN
PEDRO era a dar a conocer porqué decliné todas las invitaciones que me hizo
en su corta estancia en tierra Inca, las próximas líneas serán para explicar el
porqué de REFUGIADOS y CONFORT. Al inicio también señalé que
una de mis pasiones es la lectura y la escritura; al usar esas palabras las
hice sin la intención de herir o insultar a mis tíos. Cierto es que son palabras fuertes, pero de ninguna manera
ellas vienen disfrazadas de insulto y menosprecio, menos aún el de tildarlos de
mendigos o pordioseros o de arrimados,
jamás. Si mis tíos han sentido que los he golpeado con mis palabras, les
ofrezco mis más sinceras disculpas, pues no he querido ofenderlos de modo y
forma alguna. Quiero decirles que lo que puse fue en parte culpa de mi pasión
por escribir, jugué con palabras y decidí utilizar esas que los ha ofendido. Asimismo, es oportuno precisar que
nadie, NADIE, NADIE, me ha susurrado esas palabras, y que de ningún lado las escuché,
como así se pretende hacer creer o presumir. Eso mismo le dije a mi
madre, a mi madrina y a mi tía, la que trabaja en la Iglesia de Magdalena del
Mar. Como les digo, lamento que se hayan ofendido, lamento que se hayan sentido
insultados, pero esa no fue la intención. Lo que hice fue una travesura
literaria, guiada por el ímpetu escribano que siento tener, que creo tener. Y
si es necesario pedir las disculpas del caso, en persona, así será.
DÉCIMO:
Lamento en verdad que se haya generado tal huracán a raíz de mi publicación JUAN PEDRO, lamento sobretodo que se
quieran meter a la fuerza a terceras personas que no tienen nada que ver ni con
la forma ni con el fondo de mi publicación. Pues lo que publiqué es mío, soy el
único autor de todo lo que en él se dice, y soy yo el responsable de cada una
de las palabras mal interpretadas. Y si alguien tiene algo que reclamarme, que
lo hagan conmigo y no hacia terceras personas, y menos llamando a ella, mi madre, pues créanme cuando les
digo que ella no vendrá a darme de
nalgadas por lo que yo publique, diga o deje de hacer. De otro lado, es
oportuno precisar que esta es la última vez que habló del tema, QUE ES LA ÚLTIMA VEZ QUE EXPLICO QUÉ
QUISE DECIR, A QUIÉNES ME REFIERO, QUÉ SE ENTENDIÓ Y POR QUÉ LO ESCRIBÍ.
Como lo dije al inicio, tengo la necesidad de escribir de las distintas cosas
que viví a lo largo de mi vida, tengo ganas de escribir sobre aquellas personas
que marcaron de una u otra forma mi vida, contar las historias de personas que
considero dignas de contar, así como publicar anécdotas propias o ajenas,
travesuras y aventuras y pecadillos que sazonan mi vida, para ello usaré todo
el arsenal que la literatura me permita usar. Y por ello, por esa razón, NO ESTARÉ A
CADA RATO EXPLICANDO EL PORQUÉ DE MIS PUBLICACIONES, PUES HACERLO, ADEMÁS DE
DESGASTANTE, ES COMO REFLEXIONAR SOBRE UN CHISTE COLORADO, DE AQUELLOS QUE NOS
HACEN LAGRIMEAR DE ALEGRÍA, PIERDE SU GRACIA. Sin embargo, si
hay personas que en el futuro se sientan agredidas, ofendidas, señaladas, maltratadas,
involucradas, melladas, denigradas, insultadas, que sientan que he atropellado,
mancillado su honor y buena reputación, de manera directa o indirecta, o se
vean reflejadas en mis publicaciones, y las disculpas del caso no fuesen
suficientes para reivindicar tan amargo desdén, tranquilamente pueden usar las
vías legales que consideren pertinente. De mi parte es todo lo que tengo que
decir respecto de mi publicación JUAN
PEDRO. Eso sí, un favor, cuando lean, lean sin el hígado en la mano, pues
no soy ni seré responsable del cómo cada persona lee e interprete lo que
escribo. Por último, y con esto me despido, si no le gusta lo que escribo,
sencillo, NO ME LEAN.
Lima, 17 de
setiembre de 2013.