viernes, 25 de enero de 2013

LA REVOCATORIA


LA REVOCATORIA



Hace unas semanas atrás se me preguntó si votaría por el SÍ o por el NO en la Revocatoria contra la actual alcaldesa de Lima, Susana Villarán. Bueno pues, mi respuesta fue que Sí y que No.

 

¿Qué?

 

Comencemos por el principio: en primer lugar yo no voté por la señora Susana Villarán; ante las opciones que se presentaron voté por Lourdes Flores. Nunca le tuve mucha fe a la campaña de la señora Susana, nunca me gustó tampoco el cuerpo técnico que la acompaña y tampoco nunca me gustaron sus propuestas. Sin embargo el pueblo habló, y eligió a la señora Susana.

De otro lado, debemos ser honestos, ella ganó el sillón municipal porque Luis Castañeda no se fue a la reelección como alcalde; aspiró a Presidente, pero por mudo y mal asesorado ahí quedó. Otro dato importante es que Susana Villarán ganó porque el señor Álex Kouri se retiró de la contienda, sino, Susana Villarán jamás hubiese ganado.

 

Otro hecho que tuvo importancia para que la burgomaestre se ganase enemigos fue la auditoría que realizó de manera automática a la gestión de su antecesor Luis Castañeda Lossio; dicha auditoría, que fue presidida por la regidora Marisa Glave, tenía como propósito principal bajarse Castañeda en las elecciones presidenciales; y funcionó. Pues el señor Castañeda quedó muy por debajo de lo que mostraban las encuestas (a las cuales, a decir verdad, no les creo mucho); bien, la derrota de Luis Castañeda se debió en buena parte al trabajo arduo y veloz que hizo la nueva gestión sobre los supuestos (y es que un no está acreditado fehacientemente) actos de corrupción y desfalco económico en el caso Comunicore, así como la sobrevaloración en las obras del mismo exalcalde. En otras palabras, Susana Villarán le hizo la banquita a Castañeda y otro lo empujó.

 

A título personal, no me gustó nada que los primeros meses de gestión de la señora Villarán hayan sido única y exclusivamente para bajarse a Castañeda, y no porque tenga simpatía hacia el exalcalde de Lima, por supuesto que no, pero fue groseramente obvio los movimientos de Villarán; todos, sin excepción, cayeron en cuanta, y quizá ello, ahora, le pase factura, o al menos en parte.

Ojo, con lo anterior no pretendo tampoco señalar que no se le debió investigarse a Castañeda, claro que no. Al contrario, estoy de acuerdo en su totalidad de que todo funcionario público debe pasar por un procedimiento de auditoría, y, de hallárseles culpable, que sean sancionado con la fuerza de la ley.

 

Porqué SÍ la Revocatoria:

Sencillo, no me ha gustado en lo absoluto el trabajo de la señora Villarán, creo además, y más firmemente que antes, que el puesto le quedó y le queda grande. Obviamente que la señora y su equipo han trabajo en Lima; hay que reconocerlo, sí. Pero lejos está de la manera y forma en cómo lo hacía en anterior alcalde. Quizá no supo cómo llegar a los ciudadanos, quizá no tiene una estrategia de marketing (muy necesaria hoy en día), quizá no tiene la simpatía ni el carisma para llegar a la gente, quizá. Además, les duela o no a otros, Villarán paralizó muchas de las obras que Castañeda había dejado ya aprobadas. Su gente (la de Villarán) dirán que en efecto dejó obras aprobadas, pero dirá que estas no se ajustaban al presupuesto, que los contratos estaban mal, que aquí, que allá; cuando uno se encarga de verle los defectos a los demás, nada les parece. Todo apesta. Y las excusas, cual pobreza, sobran.

 

Quien ha promovido la Revocatoria es el señor Marco Tulio Gutiérrez, para mí un sujeto completamente nuevo en la política, nunca antes escuché de él ni nada por el estilo. No sé qué intereses persigue ni cuáles sean sus verdaderas intenciones, lo que sí sé es que hizo lo que quizás muchos querían y no se animaban hacerlo, solicitar la revocación de la alcaldesa.

 

Y bueno, derecho tiene, ¿razón? No lo sé. Pero en cuento a lo primera es muy cierto, tiene todo el derecho del mundo es querer revocar a una autoridad de su puesto; ojo, y no sólo él, sino todos los ciudadanos que, dentro de su territorio, hayan elegido a su representante. ¿Por qué?, lo digo en un momento. Hace unos días atrás, viendo “Abre los Ojos”, noticiero matutino liderado por Beto Ortiz, se llevó acabo un debate respecto a si va o no va la revocatoria, en ella el periodista Ortiz señaló que si uno (la sociedad, en este caso, los que votaron y no por Villarán) eligió a su alcalde, pues no hay vuelta que darle y que si uno eligió mal, piña pues.

 

Pero…es cierto eso. “Yo vote por ti, pero tú no estás a la altura del puesto. Oh, pero te elegí, piña pues, me fregué”.

Por supuesto que no. Y si me lo permiten, explicaré el por qué haciendo un ejemplo:

 

Digamos que un estudio de abogados me contrata por cuatro año, un jugoso contrato en el cual debo hacerme cargo de los temas judiciales. El primer año chévere, soy responsable, puntual, trabajo bien y no hay queja alguna por parte los clientes hacia mí. El estudio, por tanto, contento. Sin embargo, luego del año, mi conducta cambia, ya no soy el trabajador de siempre, no soy puntual, no cumplo con mis obligaciones, los clientes se quejan de mí, etcétera. ¿Qué debe hacer el estudio al respecto? Bueno, legalmente tiene dos opciones: (i) mandarme un Memorando señalándome que, por el comportamiento reciente en el desempeño de mis funciones, me ponga en verada, caso contrario, se verán en la necesidad de prescindir de mis servicios; o, (ii) si la conducta que he desempeñado encaja dentro de las causales que señala la ley para despedir a un trabajador, el estudio puede cursarme una carta notarial señalado que por el mal desempeño de mis funciones como abogado del estudio han decidido, de manera uniforme,  resolver el contrato que habíamos celebrado.

 

¡Comparar la revocatoria con el despido de un sujeto!

 

Suena absurdo, ¿no? Pero no lo es. Deténganse a pensar al respecto y verán que la comparación es válida. Lima (Ojo, hablo de Lima y sus 43 Distritos, por supuesto) eligió a su alcaldesa; bravo. Los que no votamos por ella, ahí sí, piña. Pero precisamente son en su mayoría los mismos que eligieron a Villarán los que ahora piden su revocatoria. Y, quieran o no, la ley ampara el derecho que tiene un ciudadano o un grupo de ciudadanos de poder, entre otras cosas, revocar a sus autoridades, así pues, la Ley N° 26300 (Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos) en su artículo 20° y siguientes lo señala. Es una ley que cuenta con 47 artículos, es muy sencilla de leer, los invito a hacerlo.

 

Entonces, si la ley ampara que un ciudadano o grupo de ciudadanos puedan revocar a su autoridad, ese proceso no es mezquino, ni tonto, ni absurdo, es legal, quieren o no, duela o no, es legal. Como señalé al inicio ¿Justo?, bueno, no lo sé. Y es que para hablar sobre si es justo o no, nos llevaría mucho tiempo, pues sépase bien: Legal no es sinónimo de Justo.

 

Bueno, dada la explicación anterior, es fácil, por tanto, decir que no es PIÑA, como mal dice el señor Ortiz; esto es, que no tenemos porqué soplarnos los cuatro años que dura el mandado de la alcaldesa, máxime si la ley ampara, como bien señalé, a que se le pueda revocar a su autoridad.

           

            Los especialistas en el tema señalan que la Revocatoria a los alcaldes debería ser bajo ciertos supuestos, entre ellos la falta grave y corrupción. Bueno, no estaría mal, sin embargo la ley no lo establece así. Ni modo pues, la ley dejó abierta la posibilidad de revocar a las autoridades edilicias sin más requisitos más los que señalados por el Jurado Nacional de Elecciones.  

 

Mención aparte merece los actos que hizo la alcaldesa de Lima para ganarse más enemigos y el rechazo de la sociedad, entre las que resalta el desalojo de la Parada. Para lo cual escribiré en otro momento.

 

Porqué NO a la revocatoria:

 

No estoy de acuerdo con ella por la gran cantidad de dinero que significa realizar todo el procedimiento de revocación. Según Pedro Pablo Kuczynski serían S/. 75 Millones de Soles los que se van a destinar únicamente para saber si revocan o no a la señora Villarán, ello sin mencionar el gasto que deberá desembozarse si acaso ganase el SÍ, pues habría nuevas elecciones.

 

El dinero que se va a destinar para revocar o no a la burgomaestre, tranquilamente puede ser usado para nuevas obras municipales o remodelar las que ya están hechas; pero no, nada de eso. Y al final, ese dinero es de nosotros, los contribuyentes. Por ésa razón, es por la que no estoy de acuerdo con la revocatoria.

 

 

A lo largo de estas líneas, no he tratado de convencer a nadie por el SÍ o por el NO; sólo he tratado de dar mi punto de vista, dar una opinión lo más imparcial posible. Espero pues, a ver logrado mi finalidad, sostener mi posición frente a la coyuntura política actual.

 

Lima, 25 de enero de 2013.

  

 

 

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