LA
REVOCATORIA
Hace
unas semanas atrás se me preguntó si votaría por el SÍ o por el NO en la
Revocatoria contra la actual alcaldesa de Lima, Susana Villarán. Bueno pues, mi
respuesta fue que Sí y que No.
¿Qué?
Comencemos
por el principio: en primer lugar yo no voté por la señora Susana Villarán;
ante las opciones que se presentaron voté por Lourdes Flores. Nunca le tuve
mucha fe a la campaña de la señora Susana, nunca me gustó tampoco el cuerpo
técnico que la acompaña y tampoco nunca me gustaron sus propuestas. Sin embargo
el pueblo habló, y eligió a la señora Susana.
De
otro lado, debemos ser honestos, ella ganó el sillón municipal porque Luis
Castañeda no se fue a la reelección como alcalde; aspiró a Presidente, pero por
mudo y mal asesorado ahí quedó. Otro dato importante es que Susana Villarán
ganó porque el señor Álex Kouri se retiró de la contienda, sino, Susana
Villarán jamás hubiese ganado.
Otro
hecho que tuvo importancia para que la burgomaestre se ganase enemigos fue la auditoría
que realizó de manera automática a la gestión de su antecesor Luis Castañeda
Lossio; dicha auditoría, que fue presidida por la regidora Marisa Glave, tenía
como propósito principal bajarse Castañeda en las elecciones presidenciales; y
funcionó. Pues el señor Castañeda quedó muy por debajo de lo que mostraban las
encuestas (a las cuales, a decir verdad, no les creo mucho); bien, la derrota
de Luis Castañeda se debió en buena parte al trabajo arduo y veloz que hizo la
nueva gestión sobre los supuestos (y es que un no está acreditado
fehacientemente) actos de corrupción y desfalco económico en el caso
Comunicore, así como la sobrevaloración en las obras del mismo exalcalde. En
otras palabras, Susana Villarán le hizo la banquita a Castañeda y otro lo
empujó.
A
título personal, no me gustó nada que los primeros meses de gestión de la
señora Villarán hayan sido única y exclusivamente para bajarse a Castañeda, y
no porque tenga simpatía hacia el exalcalde de Lima, por supuesto que no, pero
fue groseramente obvio los movimientos de Villarán; todos, sin excepción,
cayeron en cuanta, y quizá ello, ahora, le pase factura, o al menos en parte.
Ojo,
con lo anterior no pretendo tampoco señalar que no se le debió investigarse a
Castañeda, claro que no. Al contrario, estoy de acuerdo en su totalidad de que
todo funcionario público debe pasar por un procedimiento de auditoría, y, de
hallárseles culpable, que sean sancionado con la fuerza de la ley.
Porqué
SÍ la Revocatoria:
Sencillo,
no me ha gustado en lo absoluto el trabajo de la señora Villarán, creo además,
y más firmemente que antes, que el puesto le quedó y le queda grande.
Obviamente que la señora y su equipo han trabajo en Lima; hay que reconocerlo,
sí. Pero lejos está de la manera y forma en cómo lo hacía en anterior alcalde.
Quizá no supo cómo llegar a los ciudadanos, quizá no tiene una estrategia de
marketing (muy necesaria hoy en día), quizá no tiene la simpatía ni el carisma
para llegar a la gente, quizá. Además, les duela o no a otros, Villarán
paralizó muchas de las obras que Castañeda había dejado ya aprobadas. Su gente
(la de Villarán) dirán que en efecto dejó obras aprobadas, pero dirá que estas
no se ajustaban al presupuesto, que los contratos estaban mal, que aquí, que
allá; cuando uno se encarga de verle los defectos a los demás, nada les parece.
Todo apesta. Y las excusas, cual pobreza, sobran.
Quien
ha promovido la Revocatoria es el señor Marco Tulio Gutiérrez, para mí un
sujeto completamente nuevo en la política, nunca antes escuché de él ni nada
por el estilo. No sé qué intereses persigue ni cuáles sean sus verdaderas
intenciones, lo que sí sé es que hizo lo que quizás muchos querían y no se
animaban hacerlo, solicitar la revocación de la alcaldesa.
Y
bueno, derecho tiene, ¿razón? No lo sé. Pero en cuento a lo primera es muy
cierto, tiene todo el derecho del mundo es querer revocar a una autoridad de su
puesto; ojo, y no sólo él, sino todos los ciudadanos que, dentro de su
territorio, hayan elegido a su representante. ¿Por qué?, lo digo en un momento.
Hace unos días atrás, viendo “Abre los Ojos”, noticiero matutino liderado por
Beto Ortiz, se llevó acabo un debate respecto a si va o no va la revocatoria,
en ella el periodista Ortiz señaló que si uno (la sociedad, en este caso, los
que votaron y no por Villarán) eligió a su alcalde, pues no hay vuelta que
darle y que si uno eligió mal, piña pues.
Pero…es
cierto eso. “Yo vote por ti, pero tú no estás a la altura del puesto. Oh, pero
te elegí, piña pues, me fregué”.
Por
supuesto que no. Y si me lo permiten, explicaré el por qué haciendo un ejemplo:
Digamos
que un estudio de abogados me contrata por cuatro año, un jugoso contrato en el
cual debo hacerme cargo de los temas judiciales. El primer año chévere, soy
responsable, puntual, trabajo bien y no hay queja alguna por parte los clientes
hacia mí. El estudio, por tanto, contento. Sin embargo, luego del año, mi
conducta cambia, ya no soy el trabajador de siempre, no soy puntual, no cumplo
con mis obligaciones, los clientes se quejan de mí, etcétera. ¿Qué debe hacer
el estudio al respecto? Bueno, legalmente tiene dos opciones: (i) mandarme un
Memorando señalándome que, por el comportamiento reciente en el desempeño de
mis funciones, me ponga en verada, caso contrario, se verán en la necesidad de
prescindir de mis servicios; o, (ii) si la conducta que he desempeñado encaja
dentro de las causales que señala la ley para despedir a un trabajador, el
estudio puede cursarme una carta notarial señalado que por el mal desempeño de
mis funciones como abogado del estudio han decidido, de manera uniforme, resolver el contrato que habíamos celebrado.
¡Comparar la
revocatoria con el despido de un sujeto!
Suena
absurdo, ¿no? Pero no lo es. Deténganse a pensar al respecto y verán que la
comparación es válida. Lima (Ojo, hablo de Lima y sus 43 Distritos, por
supuesto) eligió a su alcaldesa; bravo. Los que no votamos por ella, ahí sí,
piña. Pero precisamente son en su mayoría los mismos que eligieron a Villarán
los que ahora piden su revocatoria. Y, quieran o no, la ley ampara el derecho
que tiene un ciudadano o un grupo de ciudadanos de poder, entre otras cosas,
revocar a sus autoridades, así pues, la Ley N° 26300 (Ley de los Derechos de
Participación y Control Ciudadanos) en su artículo 20° y siguientes lo señala.
Es una ley que cuenta con 47 artículos, es muy sencilla de leer, los invito a
hacerlo.
Entonces,
si la ley ampara que un ciudadano o grupo de ciudadanos puedan revocar a su
autoridad, ese proceso no es mezquino, ni tonto, ni absurdo, es legal, quieren o no, duela o
no, es legal. Como señalé al inicio ¿Justo?, bueno, no lo sé. Y es que para
hablar sobre si es justo o no, nos llevaría mucho tiempo, pues sépase bien: Legal
no es sinónimo de Justo.
Bueno,
dada la explicación anterior, es fácil, por tanto, decir que no es PIÑA, como
mal dice el señor Ortiz; esto es, que no tenemos porqué soplarnos los cuatro
años que dura el mandado de la alcaldesa, máxime si la ley ampara, como bien
señalé, a que se le pueda revocar a su autoridad.
Los especialistas en el tema señalan que la Revocatoria a
los alcaldes debería ser bajo ciertos supuestos, entre ellos la falta grave y
corrupción. Bueno, no estaría mal, sin embargo la ley no lo establece así. Ni
modo pues, la ley dejó abierta la posibilidad de revocar a las autoridades edilicias
sin más requisitos más los que señalados por el Jurado Nacional de Elecciones.
Mención
aparte merece los actos que hizo la alcaldesa de Lima para ganarse más enemigos
y el rechazo de la sociedad, entre las que resalta el desalojo de la Parada.
Para lo cual escribiré en otro momento.
Porqué
NO a la revocatoria:
No
estoy de acuerdo con ella por la gran cantidad de dinero que significa realizar
todo el procedimiento de revocación. Según Pedro Pablo Kuczynski serían S/. 75
Millones de Soles los que se van a destinar únicamente para saber si revocan o
no a la señora Villarán, ello sin mencionar el gasto que deberá desembozarse si
acaso ganase el SÍ, pues habría nuevas elecciones.
El
dinero que se va a destinar para revocar o no a la burgomaestre, tranquilamente
puede ser usado para nuevas obras municipales o remodelar las que ya están
hechas; pero no, nada de eso. Y al final, ese dinero es de nosotros, los
contribuyentes. Por ésa razón, es por la que no estoy de acuerdo con la
revocatoria.
A
lo largo de estas líneas, no he tratado de convencer a nadie por el SÍ o por el
NO; sólo he tratado de dar mi punto de vista, dar una opinión lo más imparcial
posible. Espero pues, a ver logrado mi finalidad, sostener mi posición frente a
la coyuntura política actual.
Lima, 25 de
enero de 2013.
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