AYER
«Hoy en un sueño te encontré, como
un loco te besé y estrenamos nuestro amor…»
Hace
años nuestros labios se conocieron y dejaste grabados en ellos tu nombre para
toda mi vida. Te sigo soñando, sabiendo, aún, que mía ya no eres.
«Hoy lejos de la realidad conocí la eternidad
en un abrazo tuyo…»
Allí,
donde tú eres mi reina y yo tu rey, donde el tiempo no existe y el candor de tu
cuerpo es mi reino, nos entrelazamos, nos fundimos bajo el fuego vivo que
nuestros cuerpos ávidos y sedientos
reclaman. Nos unimos en un mismo ser.
«Cómo me duele saber que esto es algo que
sólo soñé; nos desgarramos de placer…»
El
despertar de un nuevo día me avisa que todo fue producto de mi imaginación, que
mi corazón pensó en ti, que mis latidos rugieron por alguien que ya no está a
mi lado. Que besé con fuerza volcánica tus labios, que mis manos recorrieron un
cuerpo ausente pero que obsequia vida a mi existir. La luz del amanecer me trae
de vuelta a la realidad. Una realidad que no quiero vivir. Trato de aferrarme a
tu imagen, a tu olor, pero el tiempo cruel hace su trabajo. Me destroza.
«Como una promesa
quedó, nos juramos lealtad sin testigos; comprometimos el alma…»
La
carpa de colores fue nuestro fiel guardián; cómplice de un amor juvenil, casi
prohibido a los ojos ajenos.
«Hoy me doy cuenta que te amé, que mi vida la
dejé en un sueño que soñé ayer»
Ayer,
al igual que hoy, me doy cuenta en que en verdad amé, que todo puse a tus pies,
que volvería pasar este infierno de no tenerte por poder rosar tus labios una y
otra vez. Pero todo duele, tu ausencia, tu distancia, tus labios y tu cuerpo
cuando me entero que todo fue un sueño, un cruel sueño que me encanta soñar
porque sé que ahí, donde el tiempo no manda, mía eres, por toda la eternidad.
Lima, 16 de julio de 2014.
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