miércoles, 16 de julio de 2014

Ayer





AYER

«Hoy en un sueño te encontré, como un loco te besé y estrenamos nuestro amor…»

Hace años nuestros labios se conocieron y dejaste grabados en ellos tu nombre para toda mi vida. Te sigo soñando, sabiendo, aún, que mía ya no eres.

«Hoy lejos de la realidad conocí la eternidad en un abrazo tuyo…»

Allí, donde tú eres mi reina y yo tu rey, donde el tiempo no existe y el candor de tu cuerpo es mi reino, nos entrelazamos, nos fundimos bajo el fuego vivo que nuestros cuerpos ávidos  y sedientos reclaman. Nos unimos en un mismo ser.  

«Cómo me duele saber que esto es algo que sólo soñé; nos desgarramos de placer…»

El despertar de un nuevo día me avisa que todo fue producto de mi imaginación, que mi corazón pensó en ti, que mis latidos rugieron por alguien que ya no está a mi lado. Que besé con fuerza volcánica tus labios, que mis manos recorrieron un cuerpo ausente pero que obsequia vida a mi existir. La luz del amanecer me trae de vuelta a la realidad. Una realidad que no quiero vivir. Trato de aferrarme a tu imagen, a tu olor, pero el tiempo cruel hace su trabajo. Me destroza.

«Como una promesa quedó, nos juramos lealtad sin testigos; comprometimos el alma…»

La carpa de colores fue nuestro fiel guardián; cómplice de un amor juvenil, casi prohibido a los ojos ajenos. 

«Hoy me doy cuenta que te amé, que mi vida la dejé en un sueño que soñé ayer»

Ayer, al igual que hoy, me doy cuenta en que en verdad amé, que todo puse a tus pies, que volvería pasar este infierno de no tenerte por poder rosar tus labios una y otra vez. Pero todo duele, tu ausencia, tu distancia, tus labios y tu cuerpo cuando me entero que todo fue un sueño, un cruel sueño que me encanta soñar porque sé que ahí, donde el tiempo no manda, mía eres, por toda la eternidad.

 

 Lima, 16 de julio de 2014.

 

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