jueves, 23 de mayo de 2013

PERÚ, TIERRA DE AVENTAJADOS




Hace una semana vi un reportaje muy interesante, se trataba sobre el tamaño del pene. La pregunta de entrada, de cortesía era: ¿El tamaño importa?

Según una reciente encuesta realizada por cierta Universidad Australiana, el tamaño promedio del pene en hombres latinoamericanos es de 15 centímetros de longitud, ganándoles por un centímetro a los orientales. Es decir, que el peruano promedio lleva entre sus piernas 15 centímetros de supuesta alegría.

¿Esto es cierto?

Yo no soy un experto en la materia pero he decir, con cierta modestia, que la encuesta realizada no se ajusta a la verdad. Y lo digo en serio. Y ojo, yo no ando pendiente del paquete o bultos ajenos, claro que no; ello no es parte de mis menesteres como abogado o aspirante a escritor. Pero debo decirlo: No es verdad. El peruano es un ser aventajado. Hasta ahora no he conocido a un hombre con pene chiquito, a los famosos chipi-boy o mani-boy. No sé en qué o en quiénes se habrán basado dicha investigación, pero lo cierto es que el Perú vive puro pingón.

¿No me creen?

Verán, en mi familia la mayoría son varones, prodigioso y [a]normales varones. Todos ellos dotados de un buen paquete sexual cuya hombría, según parece y según dicen, está garantiza al igual que el de ser buenos “amantes”. Mis primos, por ejemplo, en reuniones familiares siempre sacan el tema del tamaño del pene. Y hasta ahora, todos, sin excepción alguna, son laaaaargamente y anchamente felices.

Si uno les dice, por ejemplo:

¾Habla chipipapa.

¾¿Cómo te va?, ¡pichicorto!

Ellos te responden:

¾«Tas huevón. Cha´pasa. No te metas con mis diez pulgadas cabeza libre»

¾«Anda… pichulasa, weón»

¾«Fuera rctm. Hongazo…»

Son las respuestas que nosotros los varones tenemos ante la tildada de ser penechico. Y sin ir muy lejos, pregúntenle directamente a un caballero: ¿oiga, usted padece de microfalosomía, es decir, tiene un chicito como pene?   Lo más probable es que tan humilde caballero te responda con una ligera sonrisa diciéndote que no. Y que tan es así, que por su barrio lo apodan el «Mr. 35» Es decir, el tío es todo un John Holmes (famoso actor porno de la década de los 70s y 80s, cuya felicidad alcanzaba los 28cm, según me cuentan)

Desde que era niño siempre escuchaba presumir a mis demás amigos, todos bordeando los trece años, sobre “sus” bondades sexuales: entre más penón, más hombre. Es decir que en el supuesto de que un hombre tenga un pene cuyas dimensiones fueran menores que las señaladas por la estudio realizado, es menos hombre. Tan sencillo como eso. Punto, ni vuelta que darle. Por tanto, japoneses, coreanos, sur coreanos, chinos…y así, todos jodidos.

Preguntome:

¿Qué tanto pueden alardear unos mozalbetes de trece o catorce años sobre sus supuestas bondades sexuales cuando ni siquiera han alcanzado la plenitud de su desarrollo físico y mental?  

Por eso razón es que no entiendo el estudio que se realizó. Nosotros, en virtud a lo antes dicho, deberíamos ostentar el primer lugar, ¿dónde está el trofeo? ¿Hay algún premio por ser aventajado? ¿No? Qué pene…digo, qué pena.

Además, hay otro dato científico y que se les ha escapado por completo a la universidad australiana, y es que con ésta característica sí podemos concluir de manera fehaciente de que el sudamericano, y más precisamente el peruano, es un Pinnnnocho de verdad. Seguramente todas y todos lo hemos notado y no hemos caído en cuenta. Hagan memoria…

¿Nada?

¿Seguros?

Bueno, les ayudo.

Los que tenemos la dicha de viajar en colectivo muchas veces nos hemos topado con caballeros que ya están ocupando uno de los dos asientos disponibles; ya sean estos sujetos delgados, gordos, chatos, altos, feos o simpáticos, todos tienen algo en común ¾además del sexo, por supuesto¾, todos se sientan abriendo de par en par las piernas. Juro. No es mentira, es más, quien escribe estas líneas también lo hace. Es por demás incomodo estar sentado al lado de alguien cuyas piernas se encuentran tan abiertas como un abanico en pleno verano. «La puta madre que te pario; tan grande tienes la poronga la concha de tu hermana…» Dan ganas de decirles. Y es que todos los varones nos sentamos de esa forma, quizá, como somos aventajados, nos da miedo, temor, pavor, horror de asfixiar a nuestro gran amigo.

Si el pene de un sujeto NO es tan bondadoso como el de los demás aventajados, pues supongo que encontrará la forma de “subsanar” tal detalle. Según las mujeres encuestadas, la mayoría decía conformarse con un pilín de 18 a 24 cm. Bajo ese rango, todos los nobles caballeros latinoamericanos estamos fritos. Sin embargo, y según parece, no fritos del todo. Y es que como les dije antes, hasta la fecha no me he topado con un sujeto que hidalgamente reconozca ser pichicorto.



En dado caso, dicen que el pez por su boca muere. Entre más se alardea, más triste es la realidad. Lo cierto es que la hombría de un varón no se mide por el tamaño de su miembro viril. Pues en ese sentido, si alguna vez me retan a un duelo ¿Qué hago? ¿Me voy a los piñasos o me bajo los pantalones y así medir la hombría y la valentía que tengo sobre mi oponente? Absurdo, lo sé. O en dado caso, de ser así, quienes deberían juzgar tal virtud son la damas y nos los aventajados caballeros, y es que un tema como este, no se puede ser juez y parte.

De pronto la discusión seguirá y seguirá, y sin alusiones personales e impropias, seguirá por laaaargo rato. 



Lima, 23 de mayo de 2013.

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