miércoles, 29 de mayo de 2013

CRUZ AZUL.





CRUZ AZUL

CANTERA DE VERDADEROS HINCHAS

 
El domingo pasado se vivió una de las finales más cardiacas de los últimos años. Se jugó la final del Torneo Clausura 2013 del futbol mexicano, y como ya es casi costumbre, una cruel y caprichosa costumbre, el Cruz Azul tuvo el campeonato en su bolsillo hasta el minuto 87, pero sólo eso duró, 87 minutos, pues nuevamente el club América ahogó nuestro grito de: ¡CRUZ AZUL, CAMPEÓN!

 Nos aguaron la fiesta.

Soy peruano pero crecí en México; desde que tengo uso de razón y gusto por el balón pie, el equipo de mis amores viste de color azul y blanco y su escudo es una cruz. Los mal hablados y poco ilustrados señalan que soy azulino porque en 1994 llegó el jugador peruano Juan Reynoso Guzmán, hoy técnico del Cruz Azul Hidalgo, al azul. Sin embargo dicha afirmación es falsa. Mi amor por la Máquina nació mucho tiempo atrás. Lo de Juan Reynoso fue solamente un plus a mí ya definido compromiso con los cementeros.

Dicho eso, sigamos con la final.

El futbol, como muchos deportes, carece de lógica. Caso contrario, el campeón debió ser el Cruz Azul, tan simple como ello. Pero como les dije, no hay lógica en el futbol. En honor a la verdad, el justo ganador, y por obvias razones, fue el club América; sin embargo ello no significa en lo absoluto que dicho club halla dominado el encuentro, como así lo han chillado muchos de sus seguidores, quienes enceguecidos por el amor a la camiseta han soltado frases tales como «nos pasamos al cruz azul por el culo» o «somos los más chingones» o «el único equipo en la cancha fue el América». Ante estos bufones e hilarantes comentarios cabe hacer la siguiente pregunta:

¿QUÉ PARTIDO VIERON LOS HINCHAS DEL CLUB AMÉRICA?

Pues el partido que yo vi, el transmitido por el canal de Televisa San Ángel, tenía una esencia muy distinta al que hacen referencia los seguidores del actual campeón. Quizá, como les dije, la fiebre de la victoria nubló la vista y perjudico los demás sentidos de tan ofuscados seguidores. Y es que lo cierto es que el Cruz Azul dominó casi todo el partido: la defensa era dura de pasar, la media robaba pelotas a diestra y siniestra y los delanteros llegaban con suma facilidad al arco resguardado por Moisés Muñoz. Tan ese así, que “el jugador del partido” fue precisamente el guardameta americanista. Cierto, el club América tenía un hombre menos; bueno pues, quién manda a Cruz Medina a cometer semejante falta. La roja, a mi parecer, fue bien merecida. Claro, los comentaristas de Televisa, muchos de ellos águilas de closet, rebuznaban de que la falta no merecía tan alta sanción, la de ser expulsado.

Cruz Azul planteó un mejor juego, no dejaba jugar a su rival y lo puso ante contra la pared. Jugó bien. Sin embargo, La Máquina, demostró que pese a su joga bonito, no era el digno a llevarse la copa. Me duele decirlo, escribirlo, pero lo es. El partido no dura noventa minutos, no señor. Dura lo que señale el juez, el árbitro. El pitazo final es el que sentencia en término del partido, y punto. Cruz Azul pecó. Así es, se sintió campeón sin serlo, menospreció a su rival, y con la soberbia de quien mira a un enemigo derrotado y con hastío, se confió. Creyéndose ganadores, tocaron y tocaron la pelota sin concretar un segundo gol ¾el tercero el global¾, que les asegurara la victoria. Corrieron y llevaron el balón por toda la chancha, hacían perfectas paredes, una que otra jugada de lujo, y todo eso, para nada. Si algo demostró el club campeón, es que el partido se juega hasta el juez decida.

No sé si fue por amor a la camiseta o compromiso con los hinchas, no lo sé, pero las águilas demostraron garra y ganas de salir campeones, por eso, ante la soberbia que nubló la inteligencia de los once guerreros azules, les marcaron el primer gol en el minuto 88. Aun así, La Máquina campeonaba. Pero ese gol fue como un vaso con agua al sediento, reavivó la esperanza amarilla. Los americanistas nunca se sintieron derrotados, y pese a tener un hombre menos, se fueron a la carga con todo. Cruz Azul perdió el horizonte, no supo qué pasó ni cómo pasó, pero les empataron el partido. Distraídos y desorbitados siguieron en busca del gol que les permitiera congelar el juego del club América, fue inútil. Y al minuto 92 con 20 segundos ¾ faltando 40 segundos para el pitazo final¾ el guardameta Muñoz, en complicidad involuntaria de Alejandro Castro, metió el segundo gol de las águilas, el cual les permitió irse a tiempo extra; tiempo extra que fue de mero trámite para los azules, pues simplemente se avocaban a que el club América no definiera el partido en el tiempo de alargue, y es que las piernas de los jugadores cementeros estaban fusiladas, no daban para más, ¿Por qué? Porque no respetaron a su rival y corrieron toda la chancha sin inteligencia alguna, razón por la cual no pudieron sostener el ritmo que hidalgamente había mantenido hasta el minuto 87.

Soy cruz azulino, sí. Amo mis colores, sí. Estoy comprometido con La Máquina, sí. Pero ello no mengua en lo absoluto que hay que saber reconocer los errores y los aciertos de mi equipo. Y por eso lo digo con mucho coraje y mucho dolor, el Cruz Azul no mereció el campeonato de la Liguilla, no señor. No se puede jugar con soberbia. Y si algo hay que aprender del club campeón, es que no bajó los brazos ni un segundo.

Por supuesto, hay que felicitar al campeón y a sus hinchas, pero el hecho de reconocer que ganaron la Liguilla no es sinónimo de grandeza ni de mejor futbol que el del Cruz Azul. Pero a veces hay que entender a los seguidores del club ganador, es obvio que ante tanta mediocridad demostrada a nivel táctico y técnico, sientan que fueron muy superiores que La Máquina.

¡Ah! Se me olvidaba. Tras el partido, como si se tratara de la Cuarta Temporada de The Walking Dead, salieron los zombis de los hinchas derrotados en el torneo azteca, aquellos que comenzaron a vociferar contra el partido en general. Lo tacharon de mediocre y aburrido, y que si su equipo hubiese llegado a la final, hubiese sido mejor. Ante ello, solo cabe reírse, y es que ese “hubiera” es el único consuelo de tan pobres seguidores que, sintiéndose más hinchas que uno, se consuelan pensando en utopías. En honor a la verdad hay que decirles que si su equipo no llegó a la final es simplemente porque es malo y no pudo vencer a sus rivales de turno. A esos hinchas descarriados les aconsejo, si me lo permiten, que no alardeen de lo que no tienen. Que su amor por la camiseta no los traicione. Que sean honestos con ellos mismos. Y que sepan respetar el esfuerzo y el coraje de los equipos que dignamente llegaron a la final.

     

 En esta ocasión no salimos campeones, pero el futbol te da revanchas. Hoy somos orgullosamente Subcampeones de la TORNEO CLAUSURA 2013, DE LA LIGA MEXICANA.

Ya llegaremos a una próxima final, y entonces, al igual que ahora, nuestras gargantas estarán más que listas para gritar:
 
                                                          ¡CRUZ AZUL, CAMPEÓN!          
     

 

 

 
Lima, 29 de mayo de 2013.

 

2 comentarios:

  1. estoy plenamente de acuerdo
    y también estoy seguro
    que SIEMPRE seré CRUZ AZULINO
    no hay mejor desahogo
    que gritar un gol de LA MÁQUINA
    me enorgullece contar con un amigo
    que además de haber compartido
    inolvidables vivencias
    comparte la pasión
    por La Máquina Celeste !!!

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  2. El orgullo es todo mio mi querido y entrañable amigo.

    Un abrazo!

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