miércoles, 18 de junio de 2014

Poemario # 01





Qué ganas de pegarte con el látigo de mi indiferencia, y decirte cuánto te odio, por la ausencia de agallas por no decirte cuánto te amo.

Qué ganas de no haberte conocido para seguir soñándote.

Qué ganas de no verte para desearte más.

Qué ganas de no tener para anhelarte.

Qué ganas de no haberte encontrado para seguir buscándote.

Qué ganas de no haberte soñado para seguir construyéndote y darle rienda suelta a ese sentimiento, el cual deseamos y odiamos a la vez; deseamos por querer, y odiamos por cobardes.

Qué ganas de que te largues para retenerte, y hacerte el amor.

 

 

Lima, 26 de marzo de 2005.

 

Pensar en ti seria como un minuto en el infierno, preguntándome qué hiciste, qué haces, qué harás; si me extrañas, si me piensas, si me quieres, si amas, o peor aún, si estás con otra persona. Pensar en ti sería joderme la mente con preguntas sin respuestas; pensar en ti sería quemarme con las llamas del Hades de mis propios celos.

Pero pensar en ti sería como un minuto el cielo; saber que existes, que estás allí, aunque sea en mi mente, y que en ella nos amamos, nos queremos, nos deseamos. Pensar en ti es volar sin alas, caer y volver a levantarse. Pues pensar en ti quizá se lo mejor que tengo, aunque ya no te tenga.

 

Lima, 30 de marzo de 2005.

 

El amor…aquel sentimiento que nos hace reír, hozar, llorar, crecer, aprender, a tener y perder, pero el amor no hace ver lo débil, cobardes e independientes que llegamos a ser; pues nos aferramos tanto a una persona que al término de una relación solos nos queda el recuerdo, el cruel recuerdo de las cosas tan bellas que pasaron juntas.

El amor…tan cruel y frío como el invierno,

El amor…tan hermoso y cálido como la primavera,

El amor…malgama de sentimientos puros como impuros.

Si no hubiese conocido el amor en ti…no te extrañaría, no me cayeran las lágrimas al pensar en ti, no te anhelaría y desearía que vengas, que me busques, que me encuentres, y que me digas Te amo y que siempre será así.

Pero te conocí…y doy gracias por todo lo bello y lo bueno que fue nuestro amor; gracias por todo, y a ti también…

22 de mayo de 2005.



Perderte, es como perder la ilusión, la alegría, la vida…

Perderte, es como dormir sin soñar, como llorar sin lágrimas. Sería como un futuro incierto, y así de cierto, como que perderte sería perderme yo mismo.

Perderte sería como jurar sin lealtad, como prometer sin cumplir.

Como amar sin amor.

Sin fecha.

 

A veces no te amo, sólo te odio y no sabes el deseo de no haberte conocido nunca, pues era muy feliz sin ti, sin tus besos negados y sin tu exclamación fingida y barata de un supuesto paso por el paraíso.

Era tan feliz sin tu cuerpo, cuerpo que me es irresistible. Nadie como tú para hacerme café. Pero cuando entras a ese mundo lleno de misterios y engaños, me hartas, como cuando haces -según tú- cosas que no afectan, pero pura mierda, solo al ojo duele y tú como si nada, como si lo que hicieras o dijeras fuera perfecto y más aún con tu puta frase de mierda ‘Ya párala, ¿no?’

Te odio y en esos momentos solo quisiera bofetearte, pero ni eso me mereces. Dices que soy egoísta, pura mierda, pues date cuenta de las cosas, ya no me das un beso, te lo robo. Ya no te abrazo, te estorbo. Ya no te acaricio, te toco. Ya no te deseo, es lujuria. Ya no te hago el amor, solo sexo…

¿Amor?, ¿lo hay? O sólo es el temor de estar con alguien por no estar solos, o la simple, burda y patética idea costumbre de ambos…

Cuando te pones así, te aborrezco, y más cuando muestras esa estúpida pose de indiferencia, de ‘realeza’, como su uno te debiera reverencia, hasta por ese beso que se te cae y lo recojo, como ese fingir por un supuesto shock de ese orgasmo; orgasmo tan fingido como el amor que sientes por mí.

No sólo se siente con la piel, también con el corazón, y él no engaña, como lo haces tú, por sólo cumplir.

A veces no te amo, sólo te odio, pero más me odio yo, por odiarte por amor.

A veces no te amo, solo te amo

30 de junio de 2005.

 

 
 
 

 

 

 

 

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