Hoy estuve
por el Centro de Lima. Respiré su frío aire, y algunas gotitas se sentían en mi
cara, se deslizaban con la delicadeza que lo hace una araña. Me detuve un
momento en la Plaza San Martín, inhalé profundo y miré a mi alrededor: estas
calles plagadas de historias infinitas que se mueren en la garganta de un
anónimo fueron las que inspiraron al Maestro 'Mario Vargas Llosa' a escribir
novelas tan impresionantes como 'La tía Julia y el Escribidor'. De hecho se me
puso la piel de gallina al imaginarme a ese personaje caricaturesco creado con
tanto amor y picardía, el escriba Pedro Camacho.
Caminé rumbo
al Jr. Quilca pensando si alguna vez tendré el don de escribir algo tan
fantástico como las historias que en secreto yacen por nuestras callecitas
limeñas. 'Eso espero', me dije. Hacía mí, venían tres sujetos de saco y
corbata, discutían a voz viva sobre un tema sucesorio, sus alcances y
consecuencias. 'Abogados', susurré. Uno de ellos, el más chato, de panza
chelera y bigote espeso, llevaba un cigarro a medio terminar; luego de una profunda aspiración, botó el pitillo
haciendo un chasquido con los dedos. Sobre la callecita, antes de cruzar Jr.
Camaná, pero luego de terminar la pollería que ahí alimenta a los comensales
lugareños, se alza una pared en ruinas, de ella sobresale un balcón que está en
peor estado que la pared que la presume. El balcón –¿habrá sido protegido, también,
por ‘El loco de los Balcones’, Aldo
Brunelli?- está,
a su vez, sostenido por tres improvisados pilares de madera; detrás de los
pilares, pero debajo del balcón, hay una frase pintada a manera urbana que reza
así: 'SI NO LIMPIAS, NO ENSUCIES'.
Todos lo
ignoran.
Quizá, y
sólo es mi sentir, al autor, o autora de la frase, le faltó poner: 'SI NO
LIMPIAS, NO ENSUCIES. ¡RECONCHA TU MADRE!
Eso sí que
llamaría la atención.
Lima,
06 de noviembre de 2013.
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